En nuestra 1° Visita a Ecuador, más de 5500 personas estuvieron hoy con nosotros en el Encuentro de las Familias, en pleno día laboral y a las 15 h.
Oh Señor, ten piedad de mí; mira mi aflicción por causa de los que me aborrecen, tú que me levantas de las puertas de la muerte. Salmos 9:13
Dios sabe que hay personas en la puerta de la muerte, porque mira y conoce su aflicción, ¡pero Él puede librarlas!
Y tenía dos mujeres: el nombre de una era Ana y el de la otra Penina; y Penina tenía hijos, pero Ana no los tenía. Este hombre subía todos los años de su ciudad para adorar y ofrecer sacrificio al Señor de los ejércitos en Silo. Y los dos hijos de Elí, Ofni y Finees, eran sacerdotes del Señor allí. Cuando llegaba el día en que Elcana ofrecía sacrificio, daba porciones a Penina su mujer y a todos sus hijos e hijas; pero a Ana le daba una doble porción, pues él amaba a Ana, aunque el Señor no le había dado hijos. Y su rival la provocaba amargamente para irritarla, porque el Señor no le había dado hijos. Esto sucedía año tras año; siempre que ella subía a la casa del Señor, la otra la provocaba. Y Ana lloraba y no comía. Entonces Elcana su marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras y no comes? ¿Por qué está triste tu corazón? ¿No soy yo para ti mejor que diez hijos?
Pero Ana se levantó después de haber comido y bebido en Silo, y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en la silla junto al poste de la puerta del templo del Señor, ella, muy angustiada, oraba al Señor y lloraba amargamente. E hizo voto y dijo: Oh Señor de los ejércitos, si tú te dignas mirar la aflicción de tu sierva, te acuerdas de mí y no te olvidas de tu sierva, sino que das un hijo a tu sierva, yo lo dedicaré al Señor por todos los días de su vida y nunca pasará navaja sobre su cabeza. 1 Samuel 1:2-11
Y ella dijo: Halle tu sierva gracia ante tus ojos. Y la mujer se puso en camino, comió y ya no estaba triste su semblante. 1 Samuel 1:18
Existen 4 tipos de personas que podemos encontrar en este pasaje bíblico:
• Elcana: Creía en Dios a su manera.
• Penina: Buscaba atención y respeto por lo que tenía y no por quien era.
• Ana victimizada: Por su dolor, alimentaba su autocompasion.
• Ana diferente: Solo fue transformada porque Le entregó su dolor a Dios.
Lo que Ana habló en el Altar con Dios no fueron solo palabras, sino fe. Ella salió distinta, diferente, porque quitó las cosas a las que estaba aferrada y dejó de ser víctima.