Hoy tuvimos una reunión especial en Monte Grande, donde estuvimos aprendiendo cómo guardar y defender nuestra fe del mal.
La decisión de confiar en Dios o no confiar es de uno, de nadie más.
Dios nos invita a tomar la decisión basado en Su Palabra.
Él quiere que nos acerquemos al Altar para contar Sus maravillas.
Hazme justicia, oh Señor, porque yo en mi integridad he andado, y en el Señor he confiado sin titubear. Examíname, oh Señor, y pruébame; escudriña mi mente y mi corazón. Porque delante de mis ojos está tu misericordia, y en tu verdad he andado. Con los falsos no me he sentado, ni con los hipócritas iré. Aborrezco la reunión de los malhechores, y no me sentaré con los impíos. Lavaré en inocencia mis manos, y andaré en torno a tu altar, oh Señor, proclamando con voz de acción de gracias y contando todas tus maravillas. Oh Señor, yo amo la habitación de tu casa, y el lugar donde habita tu gloria. Salmos 26:1-8
Y aconteció que al transcurrir el tiempo, Caín trajo al Señor una ofrenda del fruto de la tierra. Génesis 4:3
Caín eligió ser egoísta, eligió ser materialista y rechazó a Dios. En cambio, Abel eligió ser humilde y honrar a Dios.
Los hermanos se enojan cuando los disciplinados se mantienen leales al Señor y confían en Él.
Cuando Dios reprendió a Caín, le dijo: «La sangre de tu hermano me clama». Significa que los que se mantienen fieles a Dios, aunque mueran, su sangre clamará.
Por la fe Abel ofreció a Dios un mejor sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó el testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y por la fe, estando muerto, todavía habla. Hebreos 11:4
Dios ve lo que nadie ve, Él observa todo y pesa en Su Altar la ofrenda de cada uno.
Además de hacer lo correcto, todo lo que hagamos debemos hacerlo con fe.
Sino que en efecto os escribí que no anduvierais en compañía de ninguno que, llamándose hermano, es una persona inmoral, o avaro, o idólatra, o difamador, o borracho, o estafador; con ese, ni siquiera comáis. 1 Corintios 5:11
Quien es nacido de Dios abandona la inmoralidad. Así como Rahab y María Magdalena. Dios no excluye al inmoral, le da la oportunidad de recomenzar.
Lo peor no es hacer mal a los buenos, sino hacerse mal a uno mismo, no cuidar del alma.
Entonces Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del Hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. Juan 6:53
Si no aceptamos la Voluntad de Dios, si no aceptamos Su Sacrificio, Su Sangre, Su Carne, no venceremos para conquistar la Salvación.