No desperdicie sus energías disgustándose o estresándose con cosas que no son importantes. Hay cosas que no podemos controlar, pero no se olvide de que podemos controlar nuestras actitudes.
¿Observó la importancia que tiene un día o, inclusive, algunas horas?¿Ya analizó lo que podemos hacer en tan solo una hora? Todo el tiempo es demasiado precioso para desperdiciarlo con disgustos o el estrés del día a día. El ser humano tiene la tendencia de preocuparse por pequeños problemas y cuestiones, y los súper dimensiona.
Existen situaciones en la vida del hombre que no pueden controlarse, pero está en sus manos controlar sus actitudes. Nuestras actitudes son el espejo de nuestro interior. Cuando estamos desprovistos de fuerza, fe, coraje y audacia, todo es motivo para herirnos, llevando al auge la manifestación de nuestras emociones, expresadas a través de nuestras actitudes.
Amigo lector, no desperdicie su vida que es preciosa, con la rutina. Viva intensamente cada minuto, y encuentre en cada momento incalculables razones de vivir.
Mensaje extraído del Libro “Directo al Blanco”, de Júlio César L. Freitas