Como se sabe, los cambios climáticos aumentan la predisposición a enfermar en épocas como las que se aproximan. Las enfermedades más comunes en otoño-invierno tienen que ver con procesos infecciosos, y éstos con el contagio y la reactivación de alguna bacteria que uno porte.
Los cambios bruscos de temperatura provocan alteraciones en las mucosas que pueden aumentar su inflamación o favorecer fenómenos alérgicos, lo que predispone al contagio de algunas enfermedades que se transmiten por vía respiratoria como el resfrío común y la gripe.
Las enfermedades respiratorias comunes en el invierno
La gran mayoría de las enfermedades respiratorias comunes del invierno son producidas por 12 variedades de virus, pero con más de 150 tipos diferentes. Sus formas de presentación más comunes son el resfriado común, la rinofaringitis, la gripe y la bronquitis.
Esa gran variedad de gérmenes explica la posibilidad de que personas absolutamente sanas sufran de estas enfermedades en forma repetida, en especial, los niños menores de 5 años, que pueden padecer entre 3 y 5 episodios de enfermedad por año.
Como estas enfermedades son producidas por virus, no se tratan con antibióticos, los cuales sólo serán indicados por su médico cuando sospeche una infección producida por una bacteria.
Resfriado
El resfriado común dura aproximadamente de 3 a 5 días y la curación la produce el propio organismo, en forma espontánea.
Es una inflamación superficial de las fosas nasales causada fundamentalmente por virus; otras veces es de causa alérgica y, en menos del 10 % de los casos, son producidos por bacterias. Los enfriamientos favorecen la infección viral y la aparición de los síntomas. Se contagia con gran facilidad. Los niños sufren más resfríos que los adultos y sus síntomas pueden ser más molestos, pues generalmente la infección se extiende más en las vías respiratorias. No existe una vacuna eficaz por la gran cantidad de virus involucrados.
Gripe
Es una infección de las vías respiratorias causada por los virus de la gripe. Se contagia muy fácilmente de persona a persona al hablar, toser o estornudar.
La gripe ocurre, fundamentalmente, entre los meses de junio y setiembre.
El resfriado común y la gripe comparten muchos síntomas. Ambos son causados por virus, pero la gripe comienza bruscamente y el paciente se sentirá cada vez más enfermo.
Los síntomas son más intensos (fiebre más alta, dolores, etc.) y pueden aparecer chuchos de frío y fatiga. La tos seca y la fatiga pueden durar de 2 a 3 semanas.
La fiebre puede durar horas y ser difícil de bajar con los medicamentos. En los primeros días, la temperatura puede normalizarse, pero la fiebre puede volver a aparecer bruscamente de 8 a 12 horas después. Es lo que sucede normalmente y no debe alarmar. La gripe dura entre 5 y 10 días, aunque en personas mayores de 65 años o con enfermedades crónicas (diabéticos, cardíacos, asmáticos), puede ser más intensa y prolongada.
Rinofaringitis
La rinofaringitis compromete más extensamente las vías respiratorias altas que el resfriado común y, por eso, también se la llama infección respiratoria alta (IRA).
Dura de 3 a 7 días. Sin embargo, aún desaparecido el virus, algunos síntomas producidos por la inflamación de las vías aéreas tardan muchos días en desaparecer por completo (catarro, tos). Esto es frecuente y no debe alarmar. La curación la produce el propio organismo, en forma espontánea.
Otras enfermedades comunes en el invierno
En otoño e invierno hay también otras enfermedades frecuentes, como la angina pultácea, la otitis y la sinusitis. Estas no son producidas por virus, por lo tanto, se recetan antibióticos para tratarlas.
Como estas enfermedades no respetan a nadie, las principales recomendaciones para esta temporada otoño-invernal son:
1- Abrigarse bien y evitar cambios bruscos de temperatura. Es importante cubrir boca y nariz al salir a la calle o a espacios libres.
2- Consumir frutas y verduras ricas en vitamina A y C, como son la zanahoria, papaya, guayaba, naranja, mandarina, lima, limón y piña, entre otras y/o fortalecer el sistema inmunológico con algún complemento vitamínico.
3- Lavarse las manos con frecuencia, en especial después de tener algún contacto con personas enfermas.
4- Evitar acudir a sitios concurridos si se tienen síntomas de alguna enfermedad respiratoria, para evitar el contagio.
5- Evitar la automedicación, ya que es importante que el médico determine el tipo de enfermedad, bacteria o virus y si hay necesidad de que el tratamiento se reciba a nivel familiar.
6- Cumplir con el tratamiento médico completo, para evitar recaídas o complicaciones mayores.
7- Descansar y tomar abundantes líquidos durante el día en caso de enfermedad.
8- Dejar de fumar o no hacerlo en lugares cerrados y cerca de niños, ancianos y personas enfermas.