Los celos son sentimientos que normalmente nacen de la desconfianza, y pueden generar ansiedad y peleas en una relación.
Para muchas personas, comportarse de esa forma significa dar una prueba de amor, pero para otras, no son más que obsesión, algo enfermizo que dinamita las bases de la relación. Pero, ¿cómo saber si los celos por el otro ya cruzaron los límites?
Normalmente, la persona que está enferma de celos presenta las siguientes características:
· Vive la vida de su pareja y no cuida más de su propia vida;
· Llama a toda hora para saber qué está haciendo el otro;
· Tiene la necesidad de dominar y controlar todo lo que el otro hace;
· Es ansiosa e imagina historias sobre las actividades de su pareja;
· Sufre por adelantado al pensar que un día pueden traicionarlo;
· Emplea el chantaje emocional para conseguir lo que quiere.
Estas son apenas algunas características de una persona celosa. Pero la verdad es que quien actúa así necesita comprensión y no intolerancia.
En contrapartida, la víctima también sufre por la forma de ser de su victimario. A fin de cuentas, ser acusado de algo que no se hizo o ser tratado con desconfianza no es nada fácil.
Las dos partes tienen sus motivos y, siendo así, necesitan aprender a superar ese problema que ha llevado a miles de parejas al divorcio.
Por este motivo, todos los que participan de la Terapia del Amor, sean solteros, novios, casados, divorciados o viudos, aprenden a sacar los celos de su vida y, si están enfermos de celos, podrán curarse.
Lo esperamos en la Terapia del Amor este jueves a las 10, 16 o 20 h en Av. Corrientes 4070, Almagro.
Debido a la traición, dejaron de creer en el amor
Héctor y Marcela fueron traicionados durante la adolescencia, lo que los convirtió en personas que dejaron de creer en el amor.
Marcela sufrió su primer frustración a los 17 años: “La persona con la que estaba en ese entonces me fue infiel. Lo perdoné porque lo quería, pero me volvió a hacer lo mismo menos de un mes después. A partir de ahí comencé a cerrarme. Siempre quise casarme, formar una familia, tener hijos, pero siempre elegía mal a las personas, por eso sufrí muchas humillaciones y agresiones verbales.
A los 19 años, mis papás se separaron y eso fue el fondo del pozo. Me convertí en una chica depresiva, triste, que no sentía ganas de nada. Pensaba que todos los hombres eran iguales y que nunca iba a ser feliz”, reconoce Marcela.
Héctor también sufrió una decepción, quien era su novia lo dejó por su mejor amigo. “En ese momento tenía 17 años, no sabía qué hacer ni cómo reaccionar, por momentos quería pegarles. Siempre pensaba en ella, tuve que mudarme a otra localidad para no verlos más”, cuenta él, quien luego encontró la solución a sus problemas amorosos en la Terapia del Amor.
“Empecé a participar de las charlas y logré liberarme de la frustración, también perdoné a quienes me habían lastimado”, afirma. Ella, por su parte, pudo superar ese pasado traumático: “La Terapia del Amor me ayudó a creer en mí misma, pude curar mi corazón, me liberé de los traumas y cambié. Hoy estamos casados y somos muy felices”.
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