Laura es una joven que terminó su noviazgo con un hombre admirable. Ni ella sabe el motivo de esa decisión, tampoco comprende que el distanciamiento fue sucediendo de a poco, y de forma tan delicada, que cuando se dio cuenta, ya se encontraba demasiado lejos de él. Laura pasó a querer llenar esa falta, pero su tristeza, en el fondo, es saber que su amor no está en los lugares en los que lo busca. El dilema de Laura es intentar reencontrar a su amado, que un día fue despreciado, y que ella teme que la rechace.
Aún con los ojos cerrados, sentí lo que nunca había sentido antes. Un abrazo. Un fuerte y confortable abrazo de amor. ¡Jamás yo había llorado tanto! Fue como si una película pasara por mi cabeza. Me acordé de nuestro primer encuentro, de los momentos felices, de cuando yo terminé todo, de mis antiguos novios, de la soledad, del sufrimiento. No logro olvidarme la locura de haberlo dejado.
¡Pero, en ese instante, me sentí tan segura! Era como si supiese de mi dolor, como si pudiese verme por dentro. Yo simplemente, no tenía palabras. Hasta porque nada de lo que dijera, podría tener algún sentido.
Me di cuenta de que él me aceptó de vuelta. Lo interesante es que él no necesitó hablar nada. Solo me escuchó.
Hubo un momento, en que me sostuvo. Lloré, me desahogué, imploré y él solo me miraba. Llegué a pensar en lo que estaba haciendo allí, mientras entendía que todo eso era necesario. Después que prestó atención a cada palabra que hablé, él sorprendentemente me dijo:
-Yo nunca te olvidé. Todos los días y noches me acordaba del tiempo que pasábamos juntos. De la época en que estábamos de acuerdo en todo, de nuestras conversaciones, de nuestra afinidad. Sufrí mucho cuando estuviste lejos. Pensé en las cosas que podrías estar pasando, pero, ¿Qué podía hacer? No me dabas una oportunidad. Además de eso, me angustiaba siempre que tu mamá venia a conversar conmigo. Ella me contaba como estabas manejando tu vida, y eso me ponía extremadamente triste. ¡No te imaginas cómo sufrí con tu ausencia!
-¡Perdón! Me siento tan culpable. No debería haberte hecho sufrir así.
-¡No te culpes! Eso fue necesario para que reconocieras cuán equivocada estabas. Porque todo lo que pasó sirvió para que maduraras. En cuanto al perdón, ¡está claro que te perdono! Pero espero que nunca más nos separemos.
Me parece que no tengo nada más que decir. En ese día, nos casamos. Sí, fue muy rápido, es verdad. Yo estaba segura de lo que quería, si ya estaba decidida, ¿por qué no tomar una actitud?
Vivimos hoy una inmensa felicidad. No voy a decir que no pasamos por momentos de luchas, pero él siempre me apoya y me ayuda. Soy la persona más feliz de este mundo. ¡No porque dio un fin a mis problemas, ya que enfrento uno cada día, sino porque encontré a la única persona capaz de realizarme por completo!
La novia y el Novio
A lo largo de los 14 capítulos, usted acompañó la historia de una joven que cometió varios errores después de terminar su noviazgo. Laura, en verdad, es la personificación de todos nosotros, que cometemos varias fallas con la intención de hacer lo correcto.
Seguramente, usted debe haberse visto en algunas situaciones representadas, porque, siendo en la vida sentimental, o no, nos equivocamos mucho con la intención de corregir los errores del pasado.
En otras palabras, la novia en cuestión es la iglesia del Señor Jesús, y el novio es Él, que sufre tanto cuando nosotros decidimos dejarlo y apartarnos de Su presencia.
Laura, como usted y yo, fue víctima de muchísimos engaños y todos eran consecuencia del primero: abandonar al Novio. Con el pasar del tiempo sufrió con sus elecciones, se “rompió la cabeza” muchas veces y hasta entró en depresión. Lo peor de todo es que ella no se daba cuenta de que eso era fruto de su distanciamiento de Dios.
Ahora le pregunto: ¿no es eso lo que sucede cuándo estamos lejos de nuestro Novio, el Señor Jesús?
Laura se arrepintió a tiempo y volvió corriendo a Sus brazos. Él la perdonó y le dio una nueva vida. De la misma manera sucede con la gente.
Si usted está como Laura en la historia, equivocándose y eludiéndolo a cada paso que da, creyendo que a Dios usted no le importa, sepa que su Novio está esperándole, y todo lo contrario de lo que se imagina, Él está a la expectativa de que en cualquier momento usted lo busque.
No pierda más tiempo, la Persona de su vida está esperándole.