Hay hombres que establecieron una relación muy íntima con el celular. Lo utilizan para trabajar, para cerrar negocios y mantener contactos, para hablar con amigos, buscar información y también para entretenerse. Debemos admitir que este dispositivo es realmente un beneficio, pero, por otro lado, muchas personas sobrepasan los límites y permiten que se transforme en algo capaz de cambiar sus valores.
De esa manera, caen en un error muy común: dejan a un lado la relación conyugal porque interactúan demasiado con el dispositivo. Cuando sus esposas les preguntan qué están viendo, se sienten acorralados e, incluso, se vuelven agresivos porque no tienen argumentos para responderles. Afirman categóricamente que el celular es algo personal y que no tiene nada que ver con otras personas, principalmente con su mujer. Entonces, el conflicto entre ellos es inevitable.
Sin titubear, el hombre dice que su esposa no necesita saber nada sobre su celular y que debe respetar su privacidad. Argumenta que cada uno tiene su propio teléfono, con su contraseña y que no hay necesidad de meterse en el teléfono del otro. Esa actitud masculina tiene un porqué, que no quiere admitir: es una forma de enmascarar sus secretos. La verdad es que el celular se volvió un retrato fiel de su dueño, es decir, si alguien mira los contenidos a los que accede, sabrá realmente quién es él.
Por ese motivo, los que luchan con uñas y dientes para no mostrarle el celular a la esposa, pueden tener mucho que esconder: contenido pornográfico; grupos de WhatsApp; lugares que visita solo; un perfil falso que mantiene en las redes sociales o una aplicación de citas que utiliza, incluso estando comprometido, solo para saber qué mujeres están disponibles. Por supuesto, una verdadera esposa no aceptará este tipo de actitud y, por eso, muchos matrimonios terminan peleando.
Lo que muchos hombres aún no aprendieron es que no existe la privacidad dentro del matrimonio. En una relación sana no hay secretos, porque hay confianza entre el hombre y la mujer y viceversa. Tanto la esposa como el marido no necesitan hurgar lo que hace uno y otro, porque todo está expuesto.
Si usted quiere tener una relación verdadera con su esposa, llegó el momento de que sea honesto y verdadero. Abra su vida para ella y también recibirá lo mismo de su parte. Basta de esparcir ese discurso sobre el derecho a la privacidad y ser un hipócrita. Sea verdadero de una vez por todas. La vida legítima y feliz está afuera del celular y vivirla exigirá de su parte un cambio total e inmediato de conducta.
Participe los días jueves a las 8 h, 10 h, 16 h y 20 h, en Av. Corrientes 4070 – Almagro o vea AQUÍ donde se lleva a cabo la reunión.
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