La mujer entrometida puede creerse superior al saber un poco más sobre la vida de los demás, pero no sabe cuán molesta es. “Ahí viene”, es lo que suelen decir al verla, y nunca falta el que ponga una excusa para sacársela de encima.
Solo quien abrió la puerta del ascensor y se encontró con la vecina entrometida del edificio sabe que esos segundos parecen una eternidad. La charla superficial comienza con el estado del tiempo y termina con esas preguntas molestas e invasivas. Ella quiere saber todo sobre los últimos diez años de su vida, y para eso lanza las preguntas que tiene listas en la punta de la lengua: “¿Estás de novia?”, “¿No te vas a casar?”, “¿Cuándo van a tener hijos?”, “¿Dónde compraste eso?”, “¿Cuánto costó el viaje?”, y la lista sigue…
No es nada agradable lidiar con alguien a quien le gusta entrometerse y dar opiniones sobre la vida ajena sin que se lo pidan. Además de querer evitar el mal momento, las personas le huyen por considerarla molesta, poco discreta y, en consecuencia, un tanto desagradable. La víctima, mientras tanto, no debe sentirse en la obligación de mantener informada a la entrometida. Si su sinceridad, las respuestas monosilábicas o su cara de circunstancia no le dejan en claro que está poniendo límites, respire hondo. Eso funciona, créalo.
“Usted ya debe haber lidiado con personas entrometidas: no le conocen y se creen con derecho a decir lo que les parece, invaden su privacidad, critican sus decisiones y se meten en todo”, escribe Nubia Siqueira en el blog cristianecardoso.com.
La escritora Cristiane Cardoso también habla un poco más sobre este tipo de mujer: “El diccionario dice todo: el entrometido se inmiscuye en los asuntos de los demás, es alguien irritante, que intenta interferir en la vida de las personas. Es un especulador, chismoso, le gusta estar al tanto de todo”, describe, y añade: “además de la indiscreción y del rechazo que causan, el principal problema con estas personas está en que viven la vida de los demás. Cuánto más se meta en los asuntos de los demás, menos se ocupará de los suyos”.
Conténgase
Existe un límite que no tendría que cruzarse, y todas lo sabemos. Con un poco más de intimidad, o no, es cuestión de sentido común no invadir el espacio del otro, lo que incluye contener su curiosidad excesiva sobre la vida del otro.
Y un recado que sirve también para las entrometidas, para que reflexionen antes de meterse en la vida del otro: ¿Qué le parece desconectarse de la vida ajena y ocuparse un poco más de la suya? Va a ser provechoso, no tenga dudas. ¿Qué tal dar consejos y opiniones solamente cuando se lo pidan?
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