Meditando en el mensaje del Obispo Macedo, con respecto a las personas que caen por mirar a los demás, recordé el pasaje en el que Asaf declara que casi se desplomó en su fe por sacar los ojos de Dios y reparar en la vida de los perversos.
Al punto de considerar vana su confianza en Dios y envidiar la prosperidad de los impíos, en la siguiente palabra, queda claro que él estuvo, por un hilo, a punto de resbalar.
“En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; por poco resbalaron mis pasos. Porque tuve envidia de los arrogantes, viendo la prosperidad de los impíos.” Salmos 73: 2-3