En la Universal principal de Santo Amaro, en San Pablo, el obispo Edir Macedo ministró el culto de las 18 horas, el pasado domingo 25, cuando le explicó a la multitud presente – y a todos los que estaban viendo TV Universal y escuchando a través de Red Aleluya – que la vida eterna es el mayor bien que el ser humano puede conquistar.
“La vida eterna es algo superior a todo lo que usted puede imaginar. Tarde o temprano todos van a descender a la sepultura, todo va a terminar, después, vendrá el juicio final. Sin embargo, muchos no toman seriamente la fe. Son personas que están listas para recibir las bendiciones, pero no lo están para entregar sus vidas. Dicen que llegará el día que se arreglaran con Dios, en la vejez, pero el hecho es que existe una falta de consideración general hacia Dios”, dijo el obispo.
Para destacar esa falta de consideración, el obispo se ocupó de citar el siguiente trecho bíblico: “Porque Yo el Señor no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.” Malaquías 3:6
La Biblia muestra que Jacob, durante mucho tiempo, fue un engañador. Aun teniendo la bendición de Dios, él engañó y vivió sin tener una buena conducta. Sin embargo, cuando cambió su nombre, comenzó a ser un buen ejemplo. De esa manera, el obispo explicó que Dios es el Señor de la Justicia, y quien quiera disfrutar de Su misericordia, debe vivir dentro del modelo ético estipulado por Él en Su Palabra.
“Dios sabe que todos nosotros nos equivocamos, pues somos humanos, pero otra cosa es que usted tenga una mala conducta, que sea mentiroso, que sea una persona que vive en la corrupción, en la injusticia. Eso es porque, si oímos la voz del pecado, somos esclavos del diablo. Pero, si oímos la de Dios, somos siervos de Dios. Y usted, ¿de quién ha sido hijo?” indagó, invitando a pasar delante del altar para realizar una oración, a aquellos que reconocían estar viviendo en el engaño, pero que desde aquel momento estaban dispuestos a vivir una nueva vida, recta, de acuerdo con la Palabra de Dios.