Para usted, ¿cuál es la cualidad que no puede faltar en una verdadera líder? Firmeza, seriedad y compromiso pueden ser respuestas fuertes, pero existe una característica femenina capaz de resaltar aún más todas las otras si es usada con sabiduría: la discreción.
Por lo menos es lo que aprendemos a partir de la saga de la reina Ester. En medio de tantas otras mujeres, ella fue la escogida para reinar. Pero, aun siendo extremadamente bella, lo que atrajo al rey Asuero fue exactamente lo que no podía ver. El propio nombre de la reina ya entrega la lección de su historia: Ester posee la misma raíz de la palabra hebrea “nistar”, que significa “oculto”.
Incluso teniendo un brillo oculto, cuando Ester necesitó ser osada e incluso correr el riesgo de morir para salvar a su pueblo, se mantuvo serena todo el tiempo. Eso porque sabía que Dios le había incumbido una misión y que la iba a proteger. Y, al final, aún siendo la estrella del espectáculo, no tomó para sí gloria u honra. Solo le pidió al pueblo que continuara con las oraciones y los ayunos, tradiciones que los judíos mantienen en su vida hasta los días de hoy.
Muchas mujeres en la actualidad son conocidas por exhibir en la televisión un cuerpo escultural. Con seguridad la belleza llena los ojos de quienes las ven y no hay nada de malo en ser bella o tener un cuerpo en forma. Sin embargo, tanta preocupación con el físico no significa nada ante situaciones que exigen postura para solucionar problemas sentimentales, familiares y profesionales, entre otros.
La reina Ester era reservada, discreta, humilde y modesta. Y, más allá de todo, fuerte, pues en ningún momento tuvo miedo de perder la vida. Lo que muestra que la verdadera fuerza de la mujer está donde no logramos ver. ¿O usted es capaz de ver la fe? Son conceptos metafísicos, invisibles a los ojos, pero sensibles al alma.
En relación a la discreción, la escritora Cristiane Cardoso destaca que muchas mujeres no se dan cuenta de la importancia de esa característica en la construcción de la reputación. Eso sucede porque algunas intentan demostrar bondad y gentileza hacia otras personas, pero en el momento de ser discretas no saben por dónde comenzar.
“Las mujeres que fácilmente hacen chismes sobre otras mujeres, que critican a los otros, hablan de temas particulares con personas que no están envueltas en la situación y son sarcásticas y groseras con los demás, casi siempre están en el lugar incorrecto, en la hora incorrecta y con las personas incorrectas. No importa cuán bonitas o inteligentes sean, la falta de discreción arruinará tu reputación”, comenta Cristiane en un pasaje de su libro, “La Mujer V”, que destaca las características fundamentales de aquella que quiere crecer como mujer, esposa o hija de Dios.
Es necesario entender que osadía y discreción deben andar de la mano. Todo es cuestión de equilibrio. Saber cómo hablar y cómo imponer es esencial, pero todo de forma serena. Eso hará que la mujer sea vista como moderna y, al mismo tiempo, equilibrada. “Si no hay discreción, no hay belleza y mucho menos respeto. Si la belleza, que puede ser vista, es suprimida por la indiscreción, imagínese el respeto y la honra”, complementa la escritora.
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