“¡Ay de los que van muy hondo para esconder sus planes al Señor, y realizan sus obras en tinieblas y dicen: ¿Quién nos ve, o quién nos conoce?” (Isaías 29.15)
Toda nuestra vida está delante de Dios, incluyendo nuestras intenciones del corazón. Podemos engañarnos los unos a los otros, pero no a Dios. En casa, en el trabajo y en todo lo que hacemos, si no es para honrar a Dios no sale bien.
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