Va mucho más allá de los celos. Causa divorcios. Deja paranoicas a las personas. Solo quien la siente sabe cuán complicado es lidiar con ella: la desconfianza.
Generalmente, la persona desconfiada tiene sus motivos…
No confían en su pareja porque ya fueron traicionados.
Tienen baja autoestima y, por eso, son inseguros.
Su pareja no comparte su vida y se siente dejado de lado.
Sufrieron traumas en el pasado y no creen en el amor.
Vivimos tiempos de desconfianza. Con el aumento en el número de traiciones, avances tecnológicos, facilidades para conocer personas, parece muy difícil encontrar a alguien en quien se pueda confiar realmente cuando el asunto es una relación.
El problema es que, con o sin motivo, la desconfianza hace que la pareja sufra. El desconfiado se siente consumido por la falta de certezas. Busca mostrarse confiado a cualquier precio y termina siendo víctima de la desconfianza. Por eso no logra ponerle fin al problema, y ese sentimiento permanece ahí, dañándolos a los dos.
Al contrario de lo que parece, es posible y muy necesario tener seguridad en la vida amorosa. Para eso, se necesita dar el primer paso, que es querer cambiar.
En la Terapia del Amor usted aprende qué hacer para volver a confiar en el amor. Todos los jueves a las 10, 16 y 20 h usted tiene una nueva oportunidad de poner en práctica ese deseo de cambiar y así reencontrar la felicidad en la pareja. Lo esperamos en Av. Corrientes 4070, Almagro.
Se reencontraron en la Terapia del Amor
¿Es posible que dos personas que se separaron se reencuentren años después y logren ser felices? La historia de Claudia y Sergio da la respuesta a este interrogante.
Claudia conoció a Sergio y tiempo después de ponerse de novios, quedó embarazada. “A partir del momento en que descubrí el embarazo, empecé a sentir un rechazo muy grande hacia él, lo odiaba, no lo podía ver. Lo único que quería era tener a mi hijo sola, sin la ayuda de nadie.
Él hacía de todo para ayudar, pero yo le decía que no lo necesitaba, le pedía que no me llamara, ni me buscara”, cuenta ella.
Durante cuatro años, Claudia crió a su hijo sola, y en un momento decidió rehacer su vida sentimental con otro hombre. “Sufrí agresiones verbales y físicas y terminé renunciando a la posibilidad de tener una pareja”.
Un día su madre la invitó a la Terapia del Amor. “Empecé a participar para estar bien, para ser feliz, sin saber que él estaba haciendo lo mismo”, afirma.
“La única forma de relacionarnos que teníamos era a través de los abogados”, dice Sergio, que en cierta oportunidad se encontró con Claudia y vio que había algo diferente: “Se la notaba cambiada y decidimos darnos una nueva oportunidad. Hoy está todo muy bien, es la mujer que amo”, concluye.
Ella, por su parte, finaliza: “Después de luchar y perseverar, hoy tengo el matrimonio que siempre soñé. Es el padre que siempre quise para mis hijos, nos cuida, nos atiende, nos da lo mejor. Si no hubiéramos conocido la Terapia del Amor, no seríamos felices”.
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