“Entonces María preguntó al ángel: ¿Cómo será esto?, pues no conozco varón.
Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con Su sombra; por lo cual también el Santo Ser que va a nacer será llamado Hijo de Dios.” (Lucas 1:34-35)
Es en medio a situaciones inesperadas que revelamos nuestra fe. Todo lo que no está programado y nos hace perder el control de la situación suscita dudas y preguntas, pues siempre buscamos una seguridad, una respuesta o dirección. “El Espíritu Santo vendrá sobre ti…”
El momento en que somos sorprendidos es cuando permitimos que el Espíritu de Dios nos dirija. Pero, cuando deseamos tomar el control, Él no desciende sobre nosotros. ¿Vio aquellos momentos en los que usted no sabe cómo actuar ni qué sucederá?
Cuando dependemos de Dios, Su Espíritu desciende y nos envuelve, tranquilizándonos.
María llamó la atención de Dios. Entonces surgió lo imprevisto. Tenemos que observar bastante nuestras actitudes en relación a las situaciones , ponderar y observar cómo reaccionamos frente a las circunstancias.
En su vida, surgirán imprevistos que le traerán situaciones difíciles; pero en esos momentos será revelada su fe: si está enteramente dependiente de Dios y cimentada sobre la roca, ¡si está basada en la emoción o si es una fe inteligente!
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