Claudia Marquez comenzó a sufrir desde el momento en que se casó. El detonante de sus problemas fueron las adicciones de su esposo y la delincuencia. Él era muy agresivo, estaba siempre fuera de la casa y ella se sentía sola. Apenas él regresaba ella le reclamaba esa mala vida que estaban teniendo.
“Yo no me había casado para sufrir, pero mi esposo se involucraba cada vez más con las drogas y el alcohol, entonces aparecieron las agresiones verbales, después las agresiones físicas. Yo le reclamaba algo y él me respondía con un golpe, eso me hizo estar depresiva”, cuenta.
Ella no exteriorizaba el sufrimiento que vivía en su matrimonio, sus familiares desconocían lo que estaba pasando. “Mi hijo veía como su papá me lastimaba, como tomaba y se drogaba en la casa. La depresión era tan fuerte que no quería levantarme de la cama, no quería limpiar ni cocinar. Intenté quitarme la vida porque no soportaba más esa vida”, agrega.
Ella buscó ayuda, pero no encontraba una salida, recién cuando llegaron a la Universal encontraron la salida que tanto necesitaba. La historia de esta familia cambió gracias a su sacrificio en la Hoguera Santa. El matrimonio fue transformado, pudieron comprar su casa y abrir un negocio, Dios los transformó completamente.
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