Sandra Alderete formó su familia, pero no lograba ser feliz porque revivía la historia de sus padres, eso le causaba angustia e impotencia.
“En ese tiempo vivía una situación muy delicada en mi casa. Había golpes, traiciones, el vicio del alcohol, era un infierno estar en mi casa. Mi hijo creció en ese ambiente, recuerdo que descargaba mis nervios con él porque me sentía impotente al revivir la historia de mis padres”, cuenta.
Ella buscó ayuda para su matrimonio, pero la situación empeoró y terminaron separándose. Sandra estaba cansada de promesas vacías, porque siempre volvía al mismo infierno de agresiones y humillaciones. Ante este panorama ella intentó terminar con su vida.
El tiempo pasó y ella formó una nueva pareja con la intención de ser feliz, pero los problemas aún no habían sido resueltos en su interior, por lo que seguía siendo infeliz.
“Estaba desesperanzada de la vida, entonces mi actual esposo me invitó a la Universal. Participando de las reuniones obtuve lo que tanto buscaba, la paz en mi interior y comencé a luchar por una vida diferente. Dios me fortaleció y nuestra relación cambió. Quedó atrás el pasado negativo, puedo afirmar que hoy tenemos una nueva vida y somos muy felices”, finaliza sonriendo.
[related-content]