«Santifícalos en la Verdad; Tu Palabra es Verdad». Juan 17:17
Muchas personas han creído en una mentira, en la mentira de que nunca se realizarán profesionalmente o de que nunca podrán prosperar, curarse ni formar una familia Bendecida. Por eso se conforman con vivir en la miseria, enfermas, tristes, frustradas sentimentalmente y con la familia destruida.
El Obispo Julio enseñó que quienes viven de esa manera deben ir al Tribunal de la Justicia Divina, que es el Altar, aceptar la Verdad de Jesús y presentar su Testigo, que es el Sacrificio, porque el Justo Juez juzgará su causa.
Se transmitió el caso verídico de Sergio, un hombre que sufrió depresión a raíz de un despido. Sumado a los problemas económicos, a su esposa le diagnosticaron cáncer y su hijo estaba en el mundo de las adicciones.
Conoció la Universal y aprendió a usar la Fe. Poco a poco él y su esposa salieron adelante. Sergio reconoció que sentía rechazo hacia ella y que debía cambiar su carácter. Por eso, se Bautizó en las Aguas y buscó al Espíritu Santo. Cuando Lo recibió, todo su ser se transformó.
En una oportunidad, los médicos le diagnosticaron leucemia. Él no aceptó esa injusticia y, en una Hoguera Santa, recurrió al Altar de Dios en busca de ayuda. Hoy está completamente curado, próspero y con su familia bien constituida.
El Obispo concluyó la Jornada diciendo que aceptar las enfermedades y cualquier tipo de problema es aceptar las injusticias, porque Jesús ya Se llevó todo esto en la Cruz.
«Y Él Mismo llevó nuestros pecados en Su Cuerpo sobre la Cruz, a fin de que muramos al pecado y vivamos a la justicia, porque por Sus heridas fuisteis sanados». 1 Pedro 2:24