¡Llegó un año lleno de novedades, cambios y sorpresas! Eso me hace pensar lo siguiente: ¿estamos listas para recibirlas? Confieso que hago todo lo posible por evitarlas. En realidad, no me agradan mucho, pues prefiero mantener las cosas bajo control. Por eso, terminé desarrollando la habilidad de prever los posibles imprevistos y prepararme para intentar disminuir la probabilidad de que me agarren desprevenida. Claro que eso no siempre es posible, en esos casos ¿qué podemos hacer?
Básicamente hay 3 tipos de sorpresas:
1. Las buenas, que siempre serán bienvenidas.
2. Las malas, que nadie quiere tener ni en el pensamiento.
3. Y aquellas que usted simplemente no esperaba, independientemente de que sean buenas o malas…
¿Usted está lista para enfrentarlas?
Independientemente del tipo de sorpresa, siempre surgen de manera inesperada y nos toman desprevenidas. La mayoría de las veces no sabemos cómo reaccionar ante ellas…
Estar listas para las buenas sorpresas siempre es más fácil, siempre las estamos esperando. Ahora, en cuanto a las sorpresas no deseadas, no podemos negar que difícilmente estamos preparadas para ellas. Evitamos hasta pensar sobre eso, pero el hecho es que todas sabemos que estamos sujetas a ellas diariamente. Tanto en las buenas como en las malas sorpresas lo más importante es no perder el control.
Una cosa que guardo siempre es mi mente es un versículo bíblico que está en Romanos 8:28 que dice: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a Su propósito son llamados.”
Entonces amiga, basada en este versículo, independientemente de las sorpresas que usted tenga durante este año nuevo, confíe en Dios, sepa que Él está controlando todo y permita que el Espíritu Santo la dirija.
A fin de cuentas ¡hasta lo que iba a salir mal, va a salir bien! ¿Usted cree?
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