Noche de 7 de agosto. Una verdadera multitud llega a la Universal de Avenida João Dias, en la zona sur de la capital paulista, en Brasil. El propósito no es solamente participar de un culto mas, sino arrepentirse y alcanzar la mayor bendición que un cristiano puede recibir: la Salvación.
La reunión fue ministrada por el obispo Edir Macedo, quien después de una breve oración les explicó a los presentes el porqué de que muchos tengan el conocimiento de las promesas de Dios, pero que, lamentablemente, no las vean cumpliéndose en sus vidas.
“Solo una minoría de cristianos ven las promesas de Dios cumpliéndose en sus vidas, pues son solamente estos los que usan la fe de una manera inteligente”, dijo el obispo.
Para explicar la voluntad de Dios, se destacó una pequeño trecho de la oración del Padre Nuestro: “… Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra…” Mateo 6:9-10
La voluntad de Dios tiene que prevalecer en la vida de aquellos que se dicen Sus hijos. Cuando una persona insiste en realizar sus propias ambiciones, aun estando dentro de una iglesia, será difícil alcanzarlas.
“Hay ciertas cosas que no se pueden hacer, que contrarían la voluntad de Dios. No es que Él sea egoísta, solo quiere que se haga Su voluntad, Él sabe cuál es el futuro de nuestra voluntad”, comentó el obispo.
Todos los participantes estaban muy atentos, ya que querían aprender cómo convertirse en hijos de Dios, no ser solo cristianos frecuentadores de la iglesia.
Cuando una persona es nacida del Espíritu Santo, se somete a las voluntades del Señor Jesús sin cuestionar porque además de hijo también se convierte en siervo. Dios solo es Señor de aquellos que Le sirven y que luchan por cumplir la voluntad de Su Creador. Seguir en el camino que lleva a la Salvación es difícil, y pocos son los que logran andarlo.
“Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.“ Mateo 16:25
El cristiano que nace del Espíritu Santo cumple la oración del Padre Nuestro: “… Venga tu reino. Hágase tu voluntad…”. Pero el que nace de la carne solo hace su propia voluntad. Llegan a abrazar la fe, siguen reglas de la Biblia, sin embargo, no practican lo que leen o escuchan.
¿Qué tipo de cristiano ha sido usted adentro de la Iglesia? ¿Está usted por completo en las manos de Dios? Es el momento de detenerse y rever sus acciones, pues aun hay tiempo para un arrepentimiento sincero.