“Sobre todo, tomen el escudo de la Fe con el que podrán apagar todos los dardos encendidos del maligno.” Efesios 6:16
“Sobre todo”, es decir, nada puede estar fuera, es realmente sobre todo. Todo tiene que ser fe. Todo tiene que ser por la fe, en todo tiene que estar la fe.
Para que permanezcamos firmes, la fe tiene que estar en todas partes, matrimonio, familia, relaciones, necesidades, tempestades, pruebas, injusticias, tribulaciones, desiertos, ganando o perdiendo.
Alguien va a ser usado por el diablo para decirnos que eso es fanatismo. ¿Qué cree que estas mismas personas le habrían dicho a Daniel, a Elías, a Moisés, a Abraham, a Mesac e incluso a Jesús? ¿Fueron fanáticos, era otra época?
El escudo de la fe es la fe activa, en todo momento, para proteger, guardar y mantenerse firme. Los dardos del diablo vienen de todas partes, pero intentan acertar principalmente en aquello que es más sensible. Él sabe que por allí es más probable que la persona abra el escudo y, entonces, él logre inflamar el interior de ella con la duda, el miedo, el resentimiento, la ansiedad, el odio, la insatisfacción, la malicia, etc.
¡No podemos abrir el escudo bajo ninguna hipótesis! Tenemos que vigilar, porque los días son muy trabajosos. Vemos a personas, que antes parecían murallas en la fe, derrumbándose. Porque despreciaron el escudo y pensaron que, con sus ideas, sus planes, su fuerza, sus derechos, sus razones, serían capaces de vencer.
No podemos vacilar, estamos en guerra y la cantidad de dardos que vienen a inflamarnos aumenta, a medida que se aproxima el tiempo del regreso del Señor Jesús.
Entonces, ¿vamos firmes, de fe en fe?