Cuando nos referimos al tema FE, jamás podemos olvidarnos de su Fuente: el Espíritu Santo. Es Él Quien nos ha prestado la fe inteligente para accionar el coraje. No hay forma de separar la fe del Espíritu Santo del coraje. De la misma forma como Él da la fe, también da el coraje para ejecutarla.
¿Quién, en sana consciencia, tiene fe para ser empleado, pero no tiene coraje para trabajar?
Muchos tienen fe en Dios, pero se quedan orando, ayunando y esperando que Él haga magia en sus vidas. Por eso, tales creyentes tienen fe, pero viven de fracaso en fracaso, en lugar de vivir de fe en fe. Y además tienen el descaro de reclamar la justicia de Dios, diciendo: “¿Por qué los malos prosperan y los deshonestos tienen éxito?”
Los malos prosperan y los deshonestos tienen éxito porque ellos creen en sí mismos y tienen coraje para asumir su mal comportamiento.
¡La fe prestada por el Espíritu de Dios ha sido Su Autoridad y Poder para que Sus hijos LA PONGAN EN PRÁCTICA!
Si el Espíritu de Dios nos presta Su Poder es para que lo ejecutemos, Él no pone algo a nuestra disposición para que Él lo use. Si nos presta la fe (Su Poder), obvio que Él espera que nosotros la usemos.
Pero ¿cómo usar la FE? ¿Cómo es posible materializarla en beneficio de la Voluntad de Dios?
El Propio Espíritu nos enseña a usar la fe cuando dice:
“Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?” Santiago 2:14
En otras palabras, Él está diciendo:
¿De qué sirve creer en Mis Palabras y no TENER CORAJE para obedecerlas?
O sea, LA VERDADERA FE, LA FE QUE SE MATERIALIZA EN NUESTRA VIDA, NOS OBLIGA A TOMAR ACTITUDES DE CORAJE. Y ese coraje es locura para el mundo.
No sirve de nada tener toda la fe del mundo y no tener coraje para ponerla en práctica. ¡Sería como tener fe y miedo (duda) al mismo tiempo!