Muchas mujeres tienen pánico de ser femeninas porque creen que exponer esa faceta puede transmitir una imagen de mujer frágil, enfocada en la apariencia, que no realiza trabajos pesados para no romperse las uñas y que necesita de los hombres para todo.
Para escapar de ese rótulo, se convierten en “machos”: van a la lucha y no pierden tiempo con quejas. Para mostrar que son fuertes y no tienen miedo a nada llegan a ser groseras. Lo que tanto una como otra no entienden es que los extremos no destacan la capacidad que solo las mujeres tienen: ser delicadas y fuertes al mismo tiempo. Eso es lo que las diferencia de los hombres.
Hoy, el concepto de feminidad se confunde con el de debilidad. El movimiento feminista se ha encargado de que cada comportamiento delicado de la mujer sea visto como una “incitación al machismo”, cuando en realidad, ser femenina es tener actitudes delicadas, firmes y auténticas a la vez y en la medida cierta. Eso no tiene nada que ver con la imagen de una mujer frágil y dependiente.
La escritora Núbia Siqueira destaca que la voz calma, los accesorios de color rosa, las polleras, los vestidos y los moños no son indicios de que una mujer es femenina. “Hoy vemos mujeres que, para probar que son fuertes, incorporan un comportamiento masculino, con rudeza, palabrotas, autoritarismo, agresividad, etc.”, afirma.
Con tantas conquistas y ocupaciones, antes restringidas a los hombres, es posible ser una mujer fuerte sin tener un comportamiento masculino. Para eso, no se deben imitar las actitudes masculinas y tampoco debe dársele importancia a las críticas. Sea auténtica y use eso a su favor, es la clave para ser una mujer de postura firme sin masculinizarse.
El secreto de la feminidad se concentra en el comportamiento: “La mujer llama la atención de forma positiva al ser y tener lo que el hombre no tiene. O sea, logra ser gentil, sensible a las necesidades de los demás, tener una mirada más dulce, un tono de voz agradable, ser educada y discreta. Invertir en valores como la feminidad, discreción y educación la hará notable y singular en una generación con estándares tan bajos”, concluye la escritora.
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