Cristian: “Mi vida económica era un desastre, tenía cuatro negocios y fui perdiendo uno tras otro, al punto que eso generó muchas deudas con los proveedores, inclusive con mis familiares, porque tuve que pedirles dinero para sustentar los negocios y pagar las cuentas que habían quedado. Había sacado créditos que tampoco podía pagar porque los ingresos no alcanzaban. Recuerdo que me llamaban los acreedores para que pague y yo no tenía el dinero, entonces no me quedó otra opción que ir a vender a la calle.
Cuando nació mi hija, no tenía cuna para dormir. Mi matrimonio estaba en crisis porque al no alcanzar el dinero, mi esposa me reclamaba, entonces discutíamos todo el tiempo y ella quería que nos separáramos.
Fue un momento muy difícil, pero escuché decir al pastor que esta era una oportunidad para cambiar mi vida y creí. Llegó la Hoguera del Monte Sinaí y nos lanzamos, salimos con mi esposa a generar lo que íbamos a sacrificar vendiendo casa por casa, incluso con la nena en el carrito. Todo lo que juntamos lo sacrificamos y vimos que Dios fue obrando en nuestra vida. Recuperé el negocio y con ese ingreso pudimos pagar las cuentas, devolvimos el dinero a nuestros familiares y Dios nos abrió puertas más grandes, logramos abrir una empresa de nutrición animal.
Nuestra empresa representa a la región de Cuyo y cuenta con vehículos propios. Yo también tengo mi auto, puedo salir de vacaciones con mi familia adonde quiero porque nunca más tuve una vida económica inestable”, afirma.
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