Los familiares de Marina Menegazzo, de 21 años, y María José Coni, de 22, tienen que enfrentar la triste realidad de que ellas nunca volverán. Sus cuerpos aparecieron envueltos en bolsas de consorcio prácticamente irreconocibles, el peor final para sus vacaciones en Ecuador, en las playas de Montañita.
Las chicas solo querían disfrutar del destino que habían elegido, según sus familiares eran “chicas buenas y solidarias”. La última vez que sus familiares tuvieron noticias de ellas fue el pasado 22 de febrero. Finalmente se conoció que en esa madrugada fueron brutalmente asesinadas. Quienes las mataron las golpearon hasta dejar sus cuerpos irreconocibles.
El vuelo que debió traerlas de regreso a sus casas salió el 25 de febrero, el avión despegó, pero sin ellas. Las vidas de estas dos jóvenes amigas se terminaron injustamente una triste madrugada en una situación que al cierre de esta edición no está clara.
Sueños asesinados
Hay dos acusados que confesaron con lujo de detalle la terrible forma en que las jóvenes encontraron su temprana muerte. Nada puede traerlas de vuelta y el dolor invade los corazones de sus familiares que claman por justicia. Las chicas soñaban con un futuro, tenían ilusiones que jamás podrán realizar.
Las familias han elevado un pedido desesperado a las autoridades nacionales para que colaboren con el esclarecimiento de este caso. Desde Argentina se enviará un equipo forense para ayudar en las tareas para intentar darle un poco de paz a los seres queridos de Marina Menegazzo y María José Coni.
El dolor de una Madre
Gladys Steffani, Madre de María José, escribió en su perfil de Facebook “Dios me quitó a una de mis 5 estrellas”. Es comprensible que al estar pasando por un momento tan doloroso ella intente hacer su duelo. La inmensa tristeza que sufren estas dos madres y sus familias no tiene fin, pero ¿realmente Dios tiene algo que ver con este terrible desenlace?
Cuando las chicas salieron de sus casas sus familias no se imaginaron que esa sería la última vez que las tendrían entre sus brazos. Hoy exigen justicia, aseguran que sus hijas no descansarán en paz haste que “se haga Justicia”. Pero ¿hallarán la justicia que tanto buscan? Dónde encontrarán la paz después del golpe tan duro de perder a un ser querido.
Quién hará justicia
Cómo logrará salir adelante el que sufre una injusticia de esta magnitud. De qué manera podrá tener esperanza quien ve que su familia se destroza injustamente. El obispo Macedo aborda este tema “La grandeza de Dios está apoyada en la justicia, Él es un Dios justo, Él no dejará que la injusticia prevalezca. Quien quiera recoger los frutos de la justicia debe plantar la semilla de la justicia. El que quiera vivir una vida bendecida, tiene que obedecer la Palabra de Dios, esa es la justicia. Dios promete: ‘Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.’, (Malaquías 3:18). Dios dice ‘si ustedes quieren Mi ayuda, entonces deben buscarme, tener una relación conmigo’.
De qué manera hacerlo, la única forma es vivir en la justicia que Yo amo. Él dice que es el Justo Juez, por eso no puede ayudar a quienes practican la injusticia, comience a actuar justamente para que pueda disfrutar de los frutos de la Justicia. Las promesas de Dios son para todos los que obedecen Su Palabra. Cuando Él ve su fe, viene a su encuentro para premiarlo y privilegiarlo con todas las promesas que harán justicia en su vida”.
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