En la película llamada “Cuestión de honor” (del título original: “A Few Good Men”), su protagonista, Demi Moore, interpreta a una oficial que se convierte en la única mujer de un grupo de elite de la Marina norteamericana, después de la presión ejercida por una senadora. Durante el entrenamiento ella pasa por pruebas de tortura física y emocional, que duran semanas, con muy pocos creyendo que ella lograra vencer. Además de eso, algunos altos oficiales del gobierno e incluso la parlamentaria que inicialmente la apoyó, comienzan a incitar su fracaso.
Podemos decir que el cristiano también es un oficial que sufre duras pruebas durante la vida, además de las presiones psicológicas y problemas económicos. Todos esos obstáculos humanos intentaron obstruir el servicio a Dios.
“Estas cosas os he hablado para que en Mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, Yo he vencido al mundo.” Juan 16:33
A veces, olvidamos el versículo anterior, y dejamos que todas las dificultades nos alcancen. Claro que no es fácil, pero no es imposible.
En la película, la oficial tenía un objetivo, que era pasar por todas las pruebas, y recién después, sería reconocida. Por eso, no le importaron las palabras ofensivas ni el asedio moral, tampoco pasar por pruebas físicas que le exigieron una fuerza superior de lo que su cuerpo soportaba; eso sin contar que además tuvo que olvidar su lado femenino, rapándose el cabello, para ser más respetada.
Los obstáculos
– Palabras
Aun escuchando insultos e inmoralidades, no se dejó abatir. Respiraba hondo y demostraba que no estaba bromeando.
¿Hacemos lo mismo, cuando alguien duda de Dios y de la seriedad de Su obra? Muchos se enfurecen y terminan dando mal testimonio, peleando y diciendo palabras peores que las que escucharon.
– Dolor en el físico
La oficial no desistió al darse cuenta que su cuerpo femenino presentaba limitaciones de fuerza. En su tiempo libre, ella se ejercitaba para desarrollar aquello que, aparentemente, no tenía; mientras que los hombres, cansados de ir hasta el límite de sus músculos, descansaban para la siguiente prueba. Ella no perdió tiempo.
¿Qué hacemos en el tiempo libre? ¿Aprovechamos la vida como cualquier ser humano o nos preparamos para la guerra, para conquistar almas, leyendo más la Palabra, orando, ayunando, visitando enfermos y a sufridos?
No podemos dejarnos llevar por las limitaciones humanas, por los dolores físicos, el cansancio. Eso puede robar nuestra alianza con Dios.
“Ahora, pues, por cuanto vosotros habéis hecho todas estas cosas, dice el Señor, y aunque Os hablé sin cesar, no escuchasteis, y aunque Os llamé, no respondisteis…” Jeremías 7:13
– Sus voluntades
A ninguna mujer le gustaría quedar pelada. Tal vez , el cabello sea la mejor expresión de la vanidad del sexo femenino. Imagine dejar eso de lado para llegar a un objetivo.
Eso es lo que el cristiano de los días de hoy debe entender. No hay más tiempo para las propias voluntades, sino que es tiempo de hablar del amor del Señor, sin pudor, sin vergüenza, sin dejar que las voluntades personales estén por encima de las voluntades de Dios.
“Ahora, así dice el Señor, Creador tuyo, Jacob, y Formador tuyo, Israel: «No temas, porque Yo Te redimí; Te puse nombre, Mío eres tú.” Isaías 43:1
¿Hasta el límite?
¿Usted ha limitado la actuación de Dios en su vida? ¿Usted perdería su propia honra para honrar el nombre de Dios? Dejaría su ‘yo’ de lado para conquistar más para el Señor?
Que podamos ser oficiales del Reino para alcanzar un objetivo, que es ganar las almas perdidas, personas que necesitan cariño, atención, una Palabra de orientación y de consuelo.
Para un cristiano no deberían existir límites humanos o emocionales. Para un cristiano el límite es el cielo.