¡No te desanimes y comprendé que tu sacrificio no fue en vano!
Del 30 de marzo al 20 de abril, toda la Universal se unió en el propósito del “Ayuno de Daniel”, con el objetivo de que todos los participantes tengan más intimidad con Dios y reciban el principal y más valioso bien que el ser humano puede tener: el Espíritu Santo.
Muchos de los que se mantuvieron fieles hasta el fin en su propósito, obtuvieron el resultado esperado, se volvieron hijos del Altísimo por medio del Bautismo con Su Espíritu. No obstante, hay aquellos que vivieron el propósito intensamente y aún no Lo recibieron. Si este es tu caso, no te preocupes o desanimes, ¡tu sacrificio no fue en vano!
El Espíritu Santo quiere habitar en vos, más de lo que deseas; por eso, no te dejes llevar por las dudas o por los sentimientos lanzados por el diablo, que lo único que harán es convencerte de desistir y mirar atrás, entristecerte o cuestionar a Dios.
Es importante que comprendas que no hay reglas o un periodo determinado para recibir al Espíritu Santo. Dios no Se limita a días, semanas o meses, porque
“… para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no Se tarda en cumplir Su promesa, según algunos entienden la tardanza…”, 2 Pedro 3:8-9.
Siendo así, seguí creyendo y obedeciendo, ¡porque vas a alcanzar Su presencia prometida!
El Espíritu Santo es la promesa de Dios para todos los que se entregan de verdad. Vaciate de vos, de los pecados, de los malos sentimientos, como: rencores, dudas, ansiedad y malos pensamientos. Si te vaciaste y pusiste a Dios en primer lugar, el Espíritu Santo vendrá sobre vos, porque es la promesa del Padre. Muchas personas se aferran a detalles que no son importantes y dejan de lado lo que sí lo es.
Por otro lado, el Ayuno de Daniel lo pueden realizar, en cualquier momento, todos los que entiendan la importancia del Espíritu Santo y Lo desean en sus vidas. De esta forma, si no participaste y querés participar, no te pierdas esta oportunidad, ¡podés comenzarlo ahora!