Antes de derramar sangre:
Desamparado
“Y ahora el SEÑOR nos ha desamparado, y nos ha entregado en mano de los madianitas.” (Jueces 6.13)
Asustado
“Yo te ruego que si he hallado gracia delante de ti, me des señal de que tú has hablado conmigo.” (Jueces 6.17)
Fuerte, pero sin dirección
“Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel…” (Jueces 6.14)
Acomplejado
“He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre.” (Jueces 6.15)
Incapaz
“Ah, Señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel?” (Jueces 6.15)
Después de derramar la sangre:
Valiente
“Entonces dijeron Zeba y Zalmuna: Levántate tú, y mátanos; porque como es el varón, tal es su valentía. Y Gedeón se levantó, y mató a Zeba y a Zalmuna;” (Jueces 8.21)
Indignado
“Y vino Gedeón al Jordán, y pasó él y los trescientos hombres que traía consigo, cansados, mas todavía persiguiendo.” (Jueces 8.4)
Determinado
“Levantaos, porque el SEÑOR ha entregado el campamento de Madián en vuestras manos.” (Jueces 7.15)
Seguro de si mismo
“Miradme a mí, y haced como hago yo;” (Jueces 7.17)
Un gran líder
“ Y los israelitas dijeron a Gedeón: Sé nuestro señor…” (Jueces 8.22)
“Y edifica altar al Señor, tu Dios, en la cumbre de este peñasco, en lugar conveniente; y tomando el segundo toro, sacrifícalo en holocausto con la madera de la imagen de Asera que habrás cortado.” (Jueces 6.26)