El pasado sábado 11 de marzo en las instalaciones del Templo de la Fe, en Buenos Aires, y en las provincias por videoconferencia, miles de hombres participaron de una nueva reunión para aprender a ser hombres mejores. En esta oportunidad se presentó la historia de un hombre que se superó a sí mismo al participar del Proyecto IntelliMen porque a través de los desafíos pudo recuperar lo perdido, recuperar la obra realizada por el Espíritu de Dios.
Los hombres presentes escucharon atentamente al obispo Djalma cuando explicaba la importancia de ser un hombre a imagen y semejanza de Dios: “En el Proyecto uno logra ser disciplinado en la vida física y espiritual. A través de la disciplina se recibe el Espíritu del Altísimo y se logra tener Su imagen. O tenemos la imagen de Dios o tenemos una imagen cualquiera.
La Palabra de Dios dice: ‘Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó…’, (Génesis 1:26-27).
Muchos hombres quieren ser semejantes a cualquiera, no a la imagen de Dios, por eso siguen la moda, aceptan cualquier cosa. Cuando un hombre no es determinado, decidido y constante, cómo hará la diferencia en su familia. ¿Qué mujer tendrá ganas de vivir con un hombre así?
Quienes son a imagen y semejanza de Dios no aceptan cualquier cosa. El hombre tiene todos los días un gigante por derrotar, usted sabe que es así. ¿Cómo vencerá a ese gigante sin la imagen y semejanza de Dios? Eso solo es posible si recibe el Espíritu de Dios”.
A continuación, invitó a que cada uno de los presentes se analizara para ver si había sido a la imagen y semejanza de Dios o no y oró por aquellos que querían a partir de ese momento serlo. Luego de la oración, miles de hombres se convirtieron en valientes como David para ser a imagen y semejanza de Dios.
[related_post themes=”flat”]
[related-content]