Un día, un ángel del cielo se le apareció a la esposa de Manoa, una mujer estéril, y le dijo que quedaría embarazada. La noticia le trajo alegría a la pareja, que quería mucho un hijo. No obstante, no esperaban que estuvieran a punto de generar a un nazareo (aquel que es consagrado), y que ese niño, en el futuro, salvaría al pueblo judío de la reprensión y de los malos tratos de los filisteos.
Por ser un nazareo, la vida de ese niño debería ser dedicada al servicio Divino, por eso, nunca podría ser cortados su cabello y debería abstenerse del vino o de cualquier alimento producido a partir de la uva.
Cuando nació, recibió el nombre de Sansón – Shimshon, en hebraico, que posee la misma raíz de la palabra shemesh, que significa sol -, porque su madre creía que él brillaría y sería poderoso como el astro rey.
Conforme iba creciendo, Sansón revelaba una fuerza impresionante, habiendo, en determinado momento, derrotado solo, con las propias manos, a un león feroz, como si fuera un gatito. Al llegar a la edad adulta, buscaba medios para librar a su pueblo de la opresión.
Primer casamiento
Cierto día, conoció a una mujer en la ciudad de Timnat, que se convirtió al judaísmo para que se pudieran casar. En la fiesta de casamiento, les propuso un enigma a los hombres de la ciudad, apostando, además de la honra, vestiduras: “Del devorador salió comida, y del fuerte salió dulzura.” Ninguno de los presentes logró descifrarlo, por eso, acudieron a la esposa de Sansón. “Si eres una de nosotros, ve a persuadirlo y danos la respuesta, y no dejarás que un hebreo nos humille”.
Amenazada y arrinconada, sedujo a Sansón para que le cuente la respuesta y traicionó al marido. Cuando Sansón los encontró, ellos le respondieron: “¿Qué cosa más dulce que la miel? ¿Y qué cosa más fuerte que el león?” En ese mismo momento, él supo que había sido traicionado por la esposa.
Desorientado y perturbado, Sansón fue a su ciudad natal, Ascalón. En el camino, mató a 30 palestinos perversos y les envío las vestiduras que vestían a los filisteos que habían vencido la apuesta, aunque haya sido de forma deshonesta.
La furia de un bravo
Volviendo a Timnat para reencontrar a su esposa, listo para perdonarla, descubrió que su padre la había casado con otro hombre. Eso lo enfureció a Sansón, porque ningún filisteo de Timnat intentó impedir el casamiento.
Sansón entonces se sintió traicionado, se enfureció aún más e incendió el maizal de los filisteos. Ese acto no era una respuesta a la traición que había sufrido solamente, sino a toda opresión que los judíos sufrieron durante años.
Solo, luchó contra todos los filisteos y los derrotó en todos los combates. Victorioso, dejó la ciudad de Timnat y se convirtió en uno de los jueces del pueblo de Israel durante 20 años.
Sansón y Dalila
Se casó de nuevo, esta vez con Dalila. Cuando los filisteos lo supieron, la buscaron para finalmente vengarse. Le prepusieron que, en el caso de que descubriera el motivo de la fuerza de su marido, la recompensarían con mucha riqueza.
Dalila no resistió a la oferta y vendió la vida de su propio esposo por dinero. A partir de eso, ella se dedicaba a descubrir el secreto de la fuerza de Sansón, atormentándolo frecuentemente. Pero él siempre le daba pistas falsas. Una vez, le dijo que su fuerza podría ser fácilmente reducida en el caso de que él fuera atado con siete cuerdas jamás utilizadas.
Dalila fue corriendo a contarles el secreto a los filisteos, quienes le dieron a ella siete cuerdas nuevas. Ella entonces se dirigió a Sansón con las cuerdas, para ver si él realmente decía la verdad. Lo ató y enseguida los filisteos aparecieron para emboscarlo. Claro que Sansón la estaba engañando, y rompió las cuerdas como si fueran hilos frágiles.
En lugar de conmemorar que Sansón había escapado, Dalila comenzó a llorar y a lamentarse falsamente, diciendo que el marido la había engañado y que no confiaba en ella. No hay nada más difícil para un hombre que ver a su esposa sufrir. Fue en este momento que Dalila encontró el punto débil del marido, que finalmente le reveló el verdadero secreto de su fuerza: jamás podría cortarse el cabello.
Fuerza perdida
Dalila sabía que esa vez Sansón estaba diciendo la verdad y se apresuró a llamar a los líderes filisteos. Cuando Sansón estaba dormido, uno de los hombres cortó su cabello y entonces Dalila gritó: “Sansón, los filisteos te están atacando.”
Cuando Sansón intentó defenderse, era demasiado tarde, ya había perdido su fuerza. Él tuvo sus ojos perforados y fue llevado a Gaza, donde los filisteos lo aguardaban con una gran fiesta para celebrar que lo habían capturado. Atormentado por estar en un lugar repleto de idólatras, Sansón invocó a Dios y Le pidió que le devolviera su fuerza solo en ese momento, para que pudiera terminar con esa fiesta de idólatras y declarar la unicidad del Señor, aunque eso le costara la propia vida.
En este momento, Sansón se sintió fortalecido y arrancó todos los pilares del lugar en el que la fiesta sucedía, causando el desmoronamiento del techo y de las paredes. Nadie sobrevivió, ni siquiera él. Y los filisteos, que oprimían a los hebreos, estaban finalmente derrotados.
Sansón nació de una promesa Divina, por eso, poseía una fuerza física excepcional. Sin embargo, fue derrotado por el poder de seducción de una mujer. Eso nos enseña que las mujeres son más fuertes de lo que se imaginan, y deben aprender a lidiar con ese poder de forma sabia.
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