La desobediencia generó pérdidas
Antes del reinado de Saúl, Israel obedecía a Samuel, que hacía todo lo que Dios le indicaba y que era lo mejor para su pueblo (1 Samuel 3:19-21).
Con la vejez de Samuel el pueblo comenzó a preguntarse a quién deberían tener como gobernador, ya que sus hijos no andaban por el mismo camino que su padre (1 Samuel 8:1-5). Esta preocupación ya demostró que el pueblo se había olvidado de Dios, pues no lo consideraba Rey sobre ellos.
De manera estratégica Dios indicó a Saúl para reinar (1 Samuel 9:15-27) y fue ungido rey sobre Israel, conforme al pedido del pueblo (1 Samuel 10).
Después de este hecho, Saúl demostró ser desobediente al ofrecer holocaustos sin la presencia de Samuel, como había sido ordenado (1 Samuel 13:8-13).
A causa de esta desobediencia de Saúl, Dios comenzó a buscar un hombre según Su corazón para que pudiese reinar sobre Israel, hallando a David (1 Samuel 13:14).
Las pérdidas
Podemos decir que antes de que Saúl desobedeciera, fue ansioso y no quiso perder la atención que tenía de las personas (1 Samuel 13:8).
¿Cuántas bendiciones de Dios están dispuestas a suceder, cuando se decide tomar las riendas de la situación y hacer lo que uno quiere? ¿Cuántas bendiciones son perdidas?
En el caso de Saúl, su desobediencia generó la pérdida de un reino entero y aún más, de la bendición de Dios. A causa de su prepotencia y abuso de autoridad como rey, Saúl perdió todo lo que Dios tenía reservado para él.
Este fue solo el comienzo de su desequilibrio y falta de confianza en Dios. En el devenir de su reinado y, hasta después de que Samuel encontró a David, él demuestra ser un hombre sin escrúpulos, olvidándose que fue Dios quien lo colocó en aquella posición.
No haga como Saúl, queriendo hacer todo según su querer, olvidándose que Dios siempre tiene lo mejor para usted.
Espere, tenga paciencia, obedezca y, solamente así, vivirá lo que Dios tiene reservado: lo bueno, lo perfecto y lo agradable (Romanos 12:2).