Leé y meditá en el mensaje de hoy:
“Porque todos nosotros debemos comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno sea recompensado por sus hechos estando en el cuerpo, de acuerdo con lo que hizo, sea bueno o sea malo”. 2 Corintios 5:10
Debemos vivir de una manera digna de esta verdad. Es decir, caminar con plena conciencia de que llegará el día en el que se revelarán los secretos de los corazones humanos y cada uno será recompensado o condenado según la manera en que eligió vivir.
¡Claro que esto genera expectativas diferentes en cada persona!
Pero, independientemente de lo que sintamos o pensemos, es mejor no perder de vista la realidad de que estaremos ante Cristo, y esta vez, Él estará en la posición de ofrecer absolución o condenación eterna.
Ese gran Día, se llevará a cabo el juicio más perfecto que el Universo haya presenciado, porque será de acuerdo con los rectos preceptos del Justo Juez y según las oportunidades que cada persona recibió para creer en Él, considerando quién aprovechó y quién rechazó las chances que tuvo.
Y no, nadie va a poder escapar, engañar, eludir o confundir al Juez.
TODOS estarán delante de Él, y esto no se refiere solo a los cristianos, sino a todas las personas que han vivido, viven y vivirán en esta Tierra.
Cada alma recibirá el salario de lo que hizo mientras utilizó el cuerpo como su instrumento de vida.
Solo la sangre de Jesús tiene el poder de cancelar el efecto devastador del pecado para la eternidad, y el acceso a la eternidad ocurre mediante el arrepentimiento.
Un mensaje, quizás, no muy agradable, pero necesario para todos los días de nuestra corta vida.
¡Aprovechemos nuestras oportunidades!