Según un alarmante informe de la Organización de las Naciones Unidas, un tercio de la comida producida para consumo humano acaba en la basura
La crisis agudiza el ingenio y obliga a muchos a apretarse el cinturón en su día a día. De hecho, en Estados Unidos existe una especie de “moda” en los restaurantes llamada “doggy bag” y que consiste en llevarse a casa la comida sobrante. Pero no es la única iniciativa sostenible, innovadora y responsable con los recursos y con el medio ambiente…
Y es que según un alarmante informe de la Organización de las Naciones Unidas, un tercio de la comida producida para consumo humano acaba en la basura. La cara del desperdicio de unos tiene su cruz en los miles de hambrientos sobre todo, de África. De ahí que la conciencia social creciente en los últimos años se haya planteado: ¿no deberíamos derrochar menos alimentos para intentar que la repartición mundial de comida sea más equitativa? Y bajo esta idea, tanto políticos como ciudadanos en general han comenzado a promover distintas iniciativas en distintos ámbitos.
Por ejemplo, hace unos dos años, la Consejería de Sanidad Valenciana pidió a los supermercados y restaurantes que donasen la comida que les sobraba y que tenían pensado tirar a la basura a comedores sociales. La razón: el temor a un incremento de intoxicaciones entre las personas que buscan comida en los contenedores. No es de extrañar este llamamiento, pues según un estudio de 2011 de la Federación Española de Hostelería y Restauración, los restaurantes tiran unas 63.000 toneladas de comida anualmente, por un coste de unos 255 millones de euros.
Igualmente, el gobierno británico se ha planteado un cambio radical en el etiquetado para evitar que mucha comida acabe en la basura por el miedo de la gente a ingerir comida caducada. Para ello pretenden eliminar la fecha de caducidad y de consumo preferente y colocar una única etiqueta que indique cuándo su consumo puede ser peligroso para la salud. De este modo se eliminaría el “consumir preferentemente” que indica que si consumes dichos alimentos pasada la fecha indicada, simplemente estos no mantendrán todas sus condiciones óptimas al 100%, pero no que sean peligrosos para la salud. Es decir, no mantendrán el sabor o la textura óptimas, pero no harán que enfermes. Como explicaba la propia secretaria de Medio Ambiente de Reino Unido, “estoy consternada por la cantidad de alimentos que van a la basura cada día. Si las fechas de la etiqueta son parte del problema, entonces tendremos que hacer algo para solucionarlo”.
Llévate a casa tus sobras
De hecho la sociedad estadounidense está muy concienciada en este aspecto y desde hace ya varios meses es normal que la gente, tras comer en un restaurante, pida que le den un recipiente con sus sobras. Es lo que se conoce como “doggy bag” y parece que esta moda está traspasando fronteras. En nuestro país, de la mano de San Miguel y su campaña titulada “ciudadano 0,0” están promoviendo una caja de cartón llamada “nolotiro” donde transportar estas sobras. Aunque de momento esta iniciativa solo afecta a los restaurantes de Barcelona y Madrid, en el futuro podría llegar a otras ciudades.
Pero ahí no queda la cosa. Tal es la fiebre por el ahorro de materiales, energía y comida para evitar el despilfarro que algunas iniciativas han llegado a las bibliotecas como auténticas guías para aquellos que quieren vivir de una manera más sostenible. Es el caso del libro “No impact man” de Colin Beavan, donde el autor y su familia buscan una vida con impacto cero en mitad de Nueva York.
Sea como fuere, la sociedad está cada vez más concienciada sobre la sostenibilidad y los recursos naturales, entre ellos, la propia comida.