Nunca hubo, en ninguna época, tantos suicidios como en la actualidad. De acuerdo con el informe sobre la prevención del suicidio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de 800 mil personas se suicidan por año en el mundo, esto significa que cada 4 segundos una persona termina buscando y encontrando la muerte.
“¡Mátate y finalmente dejarás de sufrir!” Eso es lo que la mayoría piensa, y es también una de las mayores mentiras que el mal intenta implantar en la mente de las personas que están desesperadas y cansadas de luchar contra el sufrimiento.
El año pasado, la cantante irlandesa Sinead O’Connor publicó en su perfil de Facebook un mensaje revelando el deseo que tenía de terminar con su vida:
“Tomé una sobredosis. No hay otra manera de conseguir respeto. No estoy en casa. Estoy en un hotel, en algún lugar de Dublín. He muerto un millón de veces. Pero mi familia no me valora. Ellos no sabrán que morí por semanas, pero les estoy informando ahora”, dijo en la publicación.
Los mensajes de alerta y de incentivo dejados por los fans, en las redes sociales, fueron fundamentales para que la policía impida que la cantante siga con los planes de quitarse la vida.
Pero, el 15 de mayo, la cantante – que ya habría intentado el suicidio tres veces – dejó un mensaje en su página de Facebook, dirigido a su hijo mayor, que decía: “Jake, por favor ve al tribunal el próximo martes a asumir la custodia de tu hermano, en realidad, es mejor que traigas un abogado de tu preferencia. Y no dejes a tu hermano o a cualquiera de mis bebés nuevamente. Lo que le has hecho a tu hermano y a tu madre es literalmente criminal.”
Después del mensaje, ella desapareció, y la policía llegó a creer que se había suicidado, pero fue encontrada viva horas después. La policía no dio detalles sobre el caso.
El poder de la palabra
La mayoría de las personas desconoce la fuerza ilimitada de las palabras. Dependiendo del origen, ella puede producir vida o muerte. En el caso de Sinead O’Connor, los mensajes dejados por los fans en las redes sociales ayudaron a impedir una tragedia. Probablemente, durante su desaparición, esas palabras hacían eco en su mente, y ella volvió.
En la vida tenemos dos elecciones, o le prestamos atención a las palabras negativas y terminamos en el fracaso o las ignoramos y tenemos vida plena.
En su blog, el obispo Edir Macedo explica que la fe es materializada en las palabras y, dependiendo de quién las oye, ellas harán bien o mal.
“La fe se materializa en las palabras confesadas. Si se confiesa derrota, entonces el fracaso será inevitable. Pero si se confiesa victoria, entonces espere, porque tarde o temprano sucederá”, dijo.
La palabra guía toda nuestra vida, por eso, si usted le prestó atención a las palabras negativas y pensó en terminar con todo, libérese de eso. Busque una Universal más cercana a su domicilio. Ingrese aquí para saber la dirección.
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