Lo más importante que sucede en la Iglesia Universal del Reino de Dios no son las oraciones sino la enseñanza de la Palabra de Dios. Porque cuando usted recibe una oración, usted queda agradecido a aquel que oró por usted y a Dios, pero también queda, de cierta forma, dependiendo de la oración. Si el pastor no ora por usted, su fe se enfría, y no es eso lo que Dios quiere. Él quiere que aprenda a usar la herramienta que le dio, que es su fe.
No importa el tamaño de su fe, lo que importa es su calidad, porque una gran fe sin calidad no hace la diferencia.
Dios quiere que usted aprenda Su Palabra, para que usted sea una persona de fe. La Palabra de Él es Su Espíritu, y esa Palabra, una vez absorbida, comprendida y practicada, va a traer todos los resultados que usted necesita.
Nosotros nos esforzamos para hacer que usted comprenda la Palabra, porque así no dependerá de nadie más que de Dios. La fe es lo que hace la conexión directa entre usted y Dios, sin intermediarios.
Si usted quiere ser libre, si quiere andar con su propia mente, con su propio pensamiento, si quiere andar con Dios, tiene que aprender Su Palabra, y practicarla.
Abraham agradó a Dios, no porque era un santito, porque era perfectísimo, porque no hacía nada malo. Él también tenía sus debilidades, como todos nosotros, pero la diferencia, que es lo que agrada a Dios, era que Abraham obedecía la Palabra de Dios.
Cuando uno obedece la Palabra, agrada a Dios. Así como un profesional se forma en una universidad, también una persona de Dios se forma con el aprendizaje de Su Palabra.
Sin embargo, cuando estamos por obedecer la Palabra surge un gran enemigo, algo que anula la fe, que son nuestros sentimientos.
Cuando Abraham caminó tres días con Isaac rumbo al monte, estaba tan determinado a obedecer la Palabra de Dios, que simplemente dejó el sentimiento de lado. Si él hubiera escuchado a sus sentimientos, no hubiera obedecido y no hubiera sido el padre de una gran nación.
Usted está en la iglesia, se dice creyente, convertida, convertido, usted cree en la Biblia, pero en el momento de la decisión, en la hora del sacrificio, la voz del corazón habla más alto, y usted termina negando la fe, y su vida no progresa.
Si usted le presta atención a la voz de la fe, la fe obediente, puede venir todo el mundo contra usted, el mundo puede derrumbarse, pero usted va a continuar de pie, porque la fe que usted tiene en su interior es un pedacito de Dios para guiar su vida.
Lo que no puede hacer es prestarle atención a los sentimientos.
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