Todos los seres humanos son distintos porque tienen pensamientos diferentes. El mayor deseo y desafío de una persona es hacer que su prójimo piense como ella, acerca de, por lo menos, un tema –que tenga la misma opinión, el mismo gusto, el mismo punto de vista. Tratándose de la vida espiritual, esto es algo que tanto los que pertenecen a la Luz como los que pertenecen a las tinieblas desean hacer con respecto a la conducta de la otra persona, porque ambos creen estar del lado correcto, aunque solo los de la Luz realmente lo estén.
Pero, muchas veces, los hijos de Dios intentan hacer eso de la manera incorrecta. Este es el motivo por el cual, normalmente, no tienen éxito. Mientras tanto, la mayoría de los hijos del diablo lo han hecho de forma correcta, y han sido eficaces en encaminar a las almas hacia el infierno.
La mayor equivocación que podemos cometer, y que generalmente cometemos, es querer imponerle nuestra fe a alguien. Al tomar consciencia de la realidad, el deseo de salvar a nuestros familiares y amigos es tan grande que nos lleva a usar todo lo que tenemos a nuestro alcance para conseguirlo. Y, lamentablemente, terminamos usándolo de la peor manera posible.
Usamos nuestros ojos para notar todos los pecados que cometen, nuestros oídos para saber lo que andan haciendo, nuestra boca para criticar su comportamiento y nuestras manos para apuntar con el dedo y hacer acusaciones. Pensamos que con estas actitudes drásticas los despertaremos a la verdad, pero todo lo que hacemos es alejarlos cada vez más de nosotros y, consecuentemente, de Dios.
No debemos ni podemos imponerle nuestra fe a nadie. ¡Ni el Propio Dios nos impone cosas a nosotros! Pero podemos, y es necesario, inspirar a las personas a tener la misma fe, tornándonos personas dignas de ser admiradas por el carácter irreprensible, por la fuerza sobrenatural y el espíritu humilde.
Por eso, use sus ojos para ver las cualidades y las necesidades de ellos. Sus oídos, para oír el desahogo que necesitan hacer. Después, use su boca para elogiarlos, para apreciarlos o para darles un consejo sabio y útil. Así, sus manos servirán para levantarlos en los momentos difíciles. Usted será visto como un verdadero amigo: aquel que no juzga, sino que ayuda. ¡Ese sí es el retrato fiel del Señor Jesús!
La influencia eficaz no grita, sino que es silenciosa. No enfrenta, sino que normalmente entra por la puerta de atrás. No critica lo que es contrario, sino que muestra los beneficios de estar del lado que está. No es violenta ni incomoda, sino que es gentil y casi imperceptible.
La Salvación de las personas a quienes usted ama no es una cuestión de imposición, sino de inspiración. Pero, ¿cuál de las dos estrategias ha usado usted? Recuerde que Jesús no obligó a nadie a nada, pero fue y es El Mayor Influyente del Universo, por ser un ejemplo, un referente a ser seguido. Si usted tan solamente se convierte en esa referencia, multitudes pasarán a seguirlo, a tener la misma fe y el mismo Dios que usted tiene. Ese es el comportamiento de un verdadero y eficiente ganador de almas.
Secretos y misterios de la fe con el obispo Macedo, todos los domingos a las 18h, en Av. Corrientes 4070 – Almagro y en todas las Universal del país por videoconferencia.
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