Según la Oficina de Coordinación Humanitaria de Naciones Unidas (ONU), 196 personas han fallecido y casi 8 mil sufren la intensa sequía que Somalia está enfrentando.
Como ha llovido poco en el país africano, el precio del agua potable aumentó y, por causa de la escasez, la población consume agua insalubre, que es un foco de enfermedades.
Hubo también una caída del 70% en la producción de alimentos. El primer ministro del país, Hassan Ali Khaire, destacó que 110 personas murieron de hambre entre el 3 y 4 de marzo.
Además de la situación de sequía y hambre, el país también sufre violencia, como es el caso de la región de Bay, al sur, controlada por el grupo extremista islámico Al- Shabaab, lo que dificulta el acceso de la ayuda humanitaria para la población.
La ONU proporcionó 864 millones de dólares para ayudar a Somalia. En el 2011, una crisis mayor de hambre afectó al país, matando a más de 250 mil personas.
Los espíritus malignos que traen el hambre
Si consultamos la Palabra de Dios vemos que, lamentablemente, el hambre alcanzará a muchas personas hasta el Fin de los Tiempos, como el apóstol Juan observa en esta visión: “Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra.” Apocalipsis 6:8
Varias veces la Biblia destaca que la humanidad sufre por alejarse del Señor, pues, cuando eso sucede, los espíritus de destrucción tienen libertad para practicar sus planes malignos. Por eso debemos revestirnos del Espíritu de Dios.
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