Hace 23 años ayuda a millones de personas
En sus 35 años de existencia, cumplidos el 9 de julio pasado, la Iglesia Universal del Reino de Dios conmemora también su presencia en casi 200 países, en los cuales cada vez más personas buscan refugio para librarse de los males que las perturban.
En Portugal no es diferente. Hace más de 23 años que la IURD es responsable por el cambio de vida de millones de portugueses que buscan diariamente la Palabra del Dios que transforma.
El trabajo comenzó en 1989, cuando el obispo Paulo Roberto recibió la misión de establecer una sede de la IURD en el país. Al principio hubo dificultades, pero en seguida otros Cenáculos del Espíritu Santo tuvieron que abrirse, en virtud de la cantidad de personas que buscaban la ayuda de Dios para sus vidas. Hoy ya son 103 iglesias en Portugal.
El primer lugar fue la Iglesia de Estrada da Luz. Personas de todas partes del país comenzaron a llegar al lugar, muchas movidas por la curiosidad, pero, la mayoría, a través del trabajo de evangelización que los pastores realizaban, distribuyendo folletos, y en el contacto directo con el pueblo, para divulgar la existencia de un Dios vivo que hasta entonces era desconocido para la mayoría.
Trabajo que da frutos
Son millones los casos de personas cansadas de los problemas, sufridas y sobrecargadas que fueron salvas por la Palabra de Dios. En el momento en que necesitan ayuda, siempre encuentran una mano amiga con la cual pueden contar. Un puerto seguro dispuesto a ayudar sin pedir nada a cambio, para oír sus aflicciones, orar y buscar la ayuda del Espíritu Santo.
Vea el ejemplo de Concepción. Ella fue peluquera durante 20 años, pero se vio obligada a abandonar su profesión por los dolores de cabeza y depresiones constantes. “Vivía con una tristeza profunda, estaba muy desanimada y sin objetivos en la vida. Peleaba con mi marido y mis hijos.” Casi todos los fines de semana tenía que ir al hospital, donde recibía suero y oxígeno para sentirse mejor.
Concepción cuenta que conoció la IURD a través de TV Record. “A esa altura ya no dormía. Pasaba las noches en vela viendo televisión. Fue cuando me encontré con un programa de la Iglesia.” Ella comenzó a ver los testimonios de transformación de vida y decidió cambiar también.
“El día en que llegué al Cenáculo del Espíritu Santo, el pastor me recibió muy bien.”Ni bien llegó se sintió en el cielo. “Voy a la iglesia casi todos los días, participo de las reuniones, de las cadenas, de la Hoguera Santa y mi vida está totalmente transformada.”
Los cambios no sucedieron de un día para el otro. Cuando dejó de ser peluquera necesitaba algo en que ocupar su tiempo y comenzó a pintar. “Ha sido una maravilla, porque las personas adoran y valoran mi trabajo. Ya voy por la quinta exposición”, finaliza.
Participe del Ayuno de Daniel, desde el 13 de agosto al 2 de septiembre.