«Mas ÉL fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre ÉL, y por SUS heridas hemos sido sanados.
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, nos apartamos cada cual por su camino; pero el SEÑOR hizo que cayera sobre ÉL la iniquidad de todos nosotros.
Fue oprimido y afligido, pero no abrió SU boca; como cordero que es llevado al matadero, y como oveja que ante sus trasquiladores permanece muda, no abrió Él SU boca.» Isaías 53:5-7