En el comienzo de la Jornada por la Justicia Divina, el obispo Julio emitió un mensaje de su reciente estadía en el Templo de Salomón con los demás obispos de Sudamérica.
“Ellos no son del mundo, como tampoco Yo soy del mundo”. Juan 17:16
El obispo explicó que Jesús no fue injusto y espera que nosotros, Sus hijos y siervos, no aceptemos las injusticias, ya que no somos del mundo. Del mundo es la miseria, la corrupción y los demás problemas que impiden que disfrutemos una vida de calidad.
También, dijo que Dios creó todas las cosas para que el hombre pudiera disfrutarlas en familia y les diera a otras personas oportunidades de crecimiento, pero no para que viva en la miseria y sea un fracasado. “El Espíritu de Dios, el Espíritu de la Justicia, es el Espíritu de la Prosperidad” que próspera primeramente el alma y por consecuente la vida profesional, añadió.
Se transmitió el caso verídico de Héctor, un hombre que, desde temprana edad, estuvo en los vicios y enfrentó serios problemas económicos. El punto desesperante fue cuando su esposa le pidió el divorcio.
Cuando lo invitaron a la Universal, Héctor entendió que debía buscar a Dios y conocerlo. En una Hoguera Santa, él realizó un sacrificio para el Señor, creyendo que el Altísimo actuaría en su vida; y fue así como recibió al Espíritu Santo y todo comenzó a transformarse. Hoy es una persona libre de las adicciones, tiene paz, alegría, puso un negocio y disfruta ser Ciudadano del Reino de Dios.
“El Espíritu de la Justicia, que es el Espíritu Santo, es el único que puede hacer esto; pero Él no puede hacerlo hasta que lleguemos a Su Tribunal, al Tribunal del Padre Justo”, dijo el obispo antes de finalizar la Jornada de hoy.