Los problemas familiares son causantes de una gran cantidad de casos de adicción en adolescentes. Valeria Vega tenía una mala relación con su papá, lo que desencadenó que buscara refugio en amistades que resultaron ser la puerta de entrada al mundo de los vicios.
“Buscaba contención en mis amigos y con ellos comencé a fumar, a tomar alcohol y a drogarme. Fumaba de 50 a 60 cigarrillos por día, y consumía marihuana a diario. El alcohol, para mí, era agua. Esa locura de consumo tuvo su punto más crítico cuando sufrí un coma cannabico. Recuerdo que había fumado varios cigarrillos de marihuana y después de consumir me caí en el patio, inconsciente. Me desperté varias horas después”, recuerda Valeria, quien ya no se valoraba y había llegado a pesar 39 kilos por su adicción y la depresión.
Para ese entonces, Valeria ya había sido madre, pero la relación con el padre de su hija no había funcionado. “Conocí a quien hoy es mi marido y nos fuimos a vivir juntos, por lo que me alejé de las amistades que me hacían mal. Sin embargo, una vez al mes volvía a verlos y a drogarme. Un amigo me invitó a la Universal pero yo era muy prejuiciosa y fui con desconfianza, creía que todo era una gran mentira. Fui tres veces y no volví más. Con el tiempo, mis problemas empeoraron, mi hija se enfermó gravemente y empezaron las peleas con mi pareja. En ese momento decidí volver a la Universal a luchar por mi hija, pero no fue fácil, porque a pesar de estar determinada a recibir una respuesta de Dios, luché mucho conmigo misma. Mi cuerpo me pedía droga, fue mi mayor sacrificio.
Gracias a Dios, perseverando en la iglesia logré dejar todos los vicios que tenía. Mi hija se sanó, me casé, tuve un hijo más y hoy tengo una excelente relación con mi papá”, finaliza Valeria sonriendo.
La fe de un padre
Para un padre no hay mayor felicidad que ver a su hijo feliz. Hace ya tres domingos que Gastón y su padre se acercan a Av. Corrientes 4070 a participar del Tratamiento de la Cura de los Vicios: “Yo luché para sacar a mi hijo de las drogas. Un día estábamos en casa y yo tenía la radio prendida, escuchando el programa de la Cura de los Vicios. Mi hijo llegó a casa y se quedó parado al lado de la radio escuchando un testimonio. Me preguntó dónde era y me dijo que quería venir a participar”, cuenta este hombre.
Gastón, por su lado, explica: “Yo consumí marihuana, tomé alcohol y pastillas durante cinco años. Gracias a Dios es la tercera semana que venimos a participar y ya no consumo más, ni siquiera tuve síndrome de abstinencia. Estoy muy bien”, destaca.
Participe usted también de la reunión de la Cura de los Vicios y compruebe en su vida o en la de un ser querido que existe una salida para este mal. Lo esperamos este domingo a las 15 h en Av. Corrientes 4070, Almagro.
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