Kintsugi y Kintsukuroi son dos palabras japonesas que retratan el arte de reparar con oro las vasijas que están quebradas y rajadas. Con las rajaduras llenas de oro, la vasija quebrada y reparada se vuelve más valiosa que antes. No por el oro, sino porque, según la tradición japonesa, algo que tiene una historia tiene más valor que algo que no tiene nada que contar. Esto nos remite a lo que la Palabra de Dios enseña.
El ser humano es una especie de vasija y todos tenemos historias que acumulamos a lo largo de nuestra vida. Así como las vasijas, también tenemos «rajaduras». La Biblia enseña sobre el arrepentimiento, que es reconocer cuando nos equivocamos y saber que, si nos dieran otra oportunidad, no actuaríamos de la misma manera. No es vergonzoso reconocer un error. Todos ya hicimos cosas de las que no estamos orgullosos. E incluso la vergüenza que tenemos de esas situaciones sirven para el bien, porque, si usted se avergüenza del error, sabe que no debe repetirlo.
Erróneamente, muchas personas ven su pasado como un enemigo o un peso y piensan que «arruinaron todo para siempre» y que «no sirven para nada más». Si usted piensa eso de una vasija, está bien, sin embargo, no puede pensar de la misma manera tratándose de su vida.
Usted puede agarrar ese pasado «roto» y entregárselo a Dios. Él le dará una nueva vida, mucho más valiosa. Tome lo que le hace sentir vergüenza, como una mercadería vencida, algo que solo sirve para tirar, y confiésele a Dios que se equivocó, que se arrepiente de haberlo hecho. Entréguele «los pedazos rotos» de su vida para que Él pueda juntarlos, corregirlos y arreglarlos. Si usted hace eso, Él rehará su vida y su historia, con arreglos mucho más valiosos que el oro. Dios lo reconstruirá y, cuando haya terminado Su trabajo, usted será una obra de arte mucho más valiosa, porque Dios es el artista que repara y transforma vidas.
Entonces, si está juntando los pedazos de su vida y piensa que arruinó todo, espere. Tal vez se olvide de la palabra en japonés, pero puede recordar la Palabra de Dios: «… He aquí, Yo hago nuevas todas las cosas…», Apocalipsis 21:5. ¿Quiere una nueva vida? Tome los pedazos de su vida y entrégueselos a Dios. Pídale que lo reconstruya y vea lo que Él hará en su vida.