En una ola de violencia que parece haberse propagado por todo el país, los casos de agresiones a delincuentes se multiplican. La gente busca hacer justicia por mano propia ante la creciente ola de delitos.
En Rosario, un joven de 22 años murió al intentar asaltar una panadería. La primera versión recogida por fuentes policiales indica que Rodríguez apareció en el lugar acompañado por dos cómplices para robar en una distribuidora de productos de panificación ubicada frente al sitio donde mataron al joven.
El frustrado golpe se produjo cuando los empleados que estaban por salir a hacer el reparto se resistieron y atacaron a uno de los delincuentes. Tras la intervención de la Policía, Javier M. (35) y Damián S. (43) quedaron detenidos y a disposición de la Fiscalía Regional Rosario.
El caso tiene como antecedente más resonante en la ciudad el linchamiento de David Moreira, un adolescente de 18 años que fue brutalmente golpeado por un grupo de vecinos del barrio Azcuénaga, el último 22 de marzo, aunque forma parte de una serie de hechos similares que se produjeron este año en distintas partes del país.
El día en que fue atacado, el joven había sido interceptado cuando escapaba junto a un amigo luego de robarle la cartera a una mujer que se encontraba con su hija de dos años.
Rechazo generalizado
En su momento, el secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, había repudiado los linchamientos.
Berni calificó de “preocupante” lo sucedido, principalmente en Rosario y en el barrio porteño de Palermo, donde ocurrieron los hechos más graves. En 10 días, los medios registraron por lo menos doce episodios distintos en varios puntos del país.
El actor Gerardo Romano protagonizó una situación similar en Palermo. Dos motochorros atacaron a una turista francesa y le robaron un reloj de lujo. Romano presenció la escena y junto a un policía persiguió a uno de los maleantes, hasta alcanzarlo y detenerlo. Minutos después, tuvo que contener a un grupo de vecinos que buscaban agredir al ladrón. “El linchamiento es espantoso, pero las cosas que decía la gente eran verdades, hay que darle solución al tema de los motochorros, hay que mejorar la prevención, la formación de las fuerzas de seguridad y remunerarlos [a los policías] de manera que no se acerquen al delito”. El actor también comentó que un hombre se bajó de un auto armado con un machete, dispuesto a agredir al joven detenido.
Por otra parte, el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, emitió un comunicado en el que repudia las golpizas y advierte que la venganza “engendra nuevos victimarios”.
Pérez Esquivel analizó que “el país vive situaciones de intolerancia, inseguridad, violencia social y estructural”, lo cual “ha generado una psicosis colectiva de miedo que alienta a sectores que buscan hacer ‘justicia por mano propia’, frente a la ausencia de las fuerzas de seguridad, llegando al linchamiento y asesinato de presuntos delincuentes (incluso menores de edad), que agravan aún más los hechos de violencia social”.
“Toda sociedad tiene leyes que deben ser respetadas para la convivencia ciudadana. Estas leyes las debemos garantizar todos, en especial las fuerzas de seguridad y los representantes públicos, caso contrario se fomenta el caos y la búsqueda de venganza en vez de la búsqueda de justicia”, añadió.
“Si alguien comete un delito no significa que deja de tener derechos, debe ser llevado ante autoridades judiciales para que se le aplique la ley penal, si se comprueba lo que se presume”, y agregó: “Los ciudadanos tenemos derecho a nuestra seguridad, si alguien la viola el camino es la justicia, no la venganza que engendra nuevos victimarios”.
“Los linchamientos no son individuales, sino colectivos y tienen mucho que ver con conductas y presiones sociales que llevan a lo que denomino la suspensión de la conciencia, donde, si los demás hacen lo mismo, la culpabilidad se diluye en lo colectivo y queda en el anonimato”, indicó luego el premio Nobel de la Paz, que actualmente se desempeña como presidente del Consejo Honorario del Servicio Paz y Justicia América Latina, entre otros cargos.
Una salida ante tanto caos
De nada sirve hacer justicia por mano propia, por más dolorosa que sea la pérdida o por más lenta que sea la justicia, es preferible dejar que cada uno haga lo que le corresponde y siempre buscar pagar el mal con el bien, como hizo la madre del primer delincuente asesinado, que en un acto de civilidad, decidió donar los órganos de su hijo para salvar otras vidas.
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