Una vez más, el cantante Justin Bieber se mostró grosero con sus fans. Durante un show en New Jersey, en los Estados Unidos, pateó el regalo que un fan le tiró al escenario. Rápidamente el canadiense, aunque intentó disculparse, terminó siendo más grosero al decir que “nunca usaría esa porquería”, y que así las personas arruinan la presentación y terminó diciendo: “De todos modos, vamos a continuar”.
No es la primera vez que el cantante tiene malas actitudes con su público y, aún así, continúa teniendo millones de admiradores por el mundo, capaces de hacer locuras por él. Pero ¿qué pensará Dios al respecto?
No hay ningún problema en apreciar el trabajo de un artista, pero cuando adoramos a otra persona, al punto de ponerla por encima de Dios, cometemos el pecado de la idolatría.
Lea a continuación el mensaje que el obispo Macedo dio durante una reunión, donde comenta el peligro de esa actitud y cómo librase de ella:
“Hay personas que dicen: ‘obispo, reconozco que he sido un idólatra, en el fondo reconozco que hay cosas o personas que he puesto por encima de Dios’. Ese es su mayor pecado, es su pecado más grave, es el pecado capital, es un pecado que no tiene perdón si usted no lo remueve de su corazón, es un pecado peor que matar, robar, prostituirse, que cometer cualquier otro pecado. El mayor pecado del ser humano se llama idolatría. Por eso, el primer gran mandamiento es: ‘… amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas…’ (Marcos 12:30). Y si usted transgrede este primer gran mandamiento, está tan condenado al infierno, como cualquier bandido, delincuente, ladrón, asesino, etc., etc. Entonces si usted idolatra a alguien o a algo y quiere despojarse de eso, entréguele su vida a Jesús y elimine esa idolatría que está en su interior”.
Jesús dijo: “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.” (Marcos 12:30) Él enseñó eso, justamente porque sabía la facilidad que el ser humano tiene de dejarse llevar por las emociones y, de esa forma, colocar a personas y cosas como prioridades. Pero no podemos depositar toda nuestra confianza en lo material, porque es pasajero. Por otro lado, Dios es eterno, poderoso y solo Él tiene las condiciones de sustentarnos en un momento difícil. Él es fiel y nunca nos dejará. Por otra lado, del ser humano, no podemos decir lo mismo.
Primer lugar
Siendo así, ¿vale la pena poner el corazón en cosas y en personas y sacarlo de Dios? Tarde o temprano seremos decepcionados por los hombres, como el ejemplo de Justin Bieber que ha frustrado a varias personas con una actitud.
Por eso, si reconoce que ha dejado a Dios en segundo lugar, ahora mismo usted puede cambiar eso. Al pedir perdón con sinceridad y comenzar a invertir en su relación con el Altísimo, usted comienza a trabajar por esa transformación. Luego, participe de la “Noche de la Salvación”, una reunión especial que se realiza todos los miércoles en la Universal. Ingrese aquí para encontrar la dirección de una Iglesia más cercana a usted.
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