¡Hola, obispo!
Mi nombre es Michel Pataro, soy pastor y estoy en la iglesia de la ciudad de Centenario en la Provincia de Neuquén, Argentina.
Quería compartirle el libramiento que recibí.
El domingo a la mañana, así como todos los días, me desperté e hice la oración del Padre Nuestro, pidiéndole a Dios Su protección. Al entrar al auto para ir a la Iglesia, nuevamente Le pedí a Él que me guardara.
Estacioné el auto, abrí la puerta de la Iglesia y volví para retirar la caja de diarios del baúl. Fue cuando un conductor embriagado perdió el control de su vehículo y chocó el auto, a pocos centímetros de donde yo estaba. No tuve reacción en ese momento.
El auto, que estaba estacionado, fue empujado por más de 2 metros. Podría haber sido una tragedia.
El video muestra que yo podría haber muerto. Yo estaba de espaldas y lo único que puedo decir es que se cumplió lo que está escrito en el Salmo 139: Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste Tu Mano.
La oración no puede ser considerada una obligación, sino un libramiento.
Que sirva de ejemplo para todos los que viven por la fe.