Tener ambición, al contrario de lo que muchos piensan, es fundamental para el éxito. Es la disposición ardiente para alcanzar las metas trazadas, disponiéndose del cuerpo, alma y espíritu en la búsqueda del éxito. Obviamente, es necesario respetar la ética y los valores morales, sin nunca dejar de luchar por el objetivo a ser alcanzado.
“Trabajar como si fuera por un plato de comida es una manera ambiciosa de nunca acomodarse en el medio del camino. Nada podrá quitarle de esta persona las ganas de vencer.
Hay una línea muy peligrosa que jamás debe ser cruzada, que es salir de la ambición para la avaricia, y la avaricia es extremadamente peligrosa ya que el avaro es capaz de irrespetar cualquier límite con el fin de conseguir lo que quiere. Deja a un lado la ética, los derechos de los demás y actúa sin ningún pudor, pensando que todo vale para llegar a donde quiere. El motivo de muchos fracasaren en sus proyectos es este, dejaron de ser ambiciosos y se han convertido en avaros.
Nada más saludable que la lucha por alcanzar un “lugar bajo el sol”, pero no de cualquier manera, actuando de manera anti ética e inmediatista. Quién actúa así, aparentemente, logra resultados a corto plazo, pero nada que perdure, porque se convierte en un rehén de su propia codicia.
Es necesario trabajar, y mucho, para alcanzar los objetivos. Serán noches, feriados, fiestas, eventos que tendrán que ser renunciados en nombre de la construcción de éxito. Es el sacrificio, pero siempre respetando los límites de la ética y la moral.
“Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.” (Efesios 5:5)