El suplicio comienza a la mañana, cuando apaga la alarma por quinta vez. Un ratito más en la cama, hace que se levante súper atrasada. Aunque se conoce, cree que puede ser capaz de bañarse en 10 minutos, pero termina siendo media hora. Entonces para compensar la pérdida anterior, se promete que va a demorar menos con la elección del look del día, pero, aunque tiene el armario sobre la cama, no encuentra nada para vestirse. Con tan poco tiempo disponible, no alcanza a tomar el desayuno. Va a tener que conformarse con una barra de cereal.
Pero, lo que está mal, siempre puede empeorar. Si ese día el transporte no pasa a la hora que debía o hay mucho tránsito, ya no hay tiempo para un taxi, es tarde. No sirve lamentarse por no haberse levantado cuando sonó el despertador.
Esos 10 minutos
Uno de los motivos del atraso, es el hecho de que las personas no consiguen calcular cuánto va a llevar realizar una tarea, lo que puede ser llamado “falacia de planificación”. En general, las personas subestiman el tiempo que les va a llevar concluir una tarea el 40% de las veces. Otra razón es el hecho de que están condicionados a la realización de múltiples tareas, como mencionan los portales, Sciencie Alert y Hype Science. El Bussiness Insider Australia y la ABC News muestran que llegar unos minutos después del horario puede costar caro, ya que el impacto estimado en los cofres norteamericanos es de $90 millones.
Y quien piensa que es solo la clase trabajadora que llega tarde, está equivocado. Según un relevamiento hecho por una consultora norteamericana Proudfoot Consoulting mostró que ni los CEOs dan ejemplo, ya que, de cada diez reuniones, llegan tarde a ocho.
Justin Kruger, psicólogos de la New York University’s School of Business, concluyó que “lo paradójico es que las personas que se atrasan lo hacen aun cuando existan puniciones y consecuencias”. Si este es su caso, piense cuánto la ha perjudicado este comportamiento.
Todavía hay tiempo
Para la columnista Nubia Siqueira, del blog cristianecardoso.com, “muchos invierten tanto en su formación o en desarrollar actividades, pero olvidan los detalles que son los que marcan la diferencia”. Ella comenta que todavía muchas mujeres prometen nunca más pasar horas en las redes sociales, no llegar atrasadas, ni quedarse dormidas, pero no pueden cumplir. “Son promesas basadas en entusiasmo, pero vacías de disciplina y de deseo real de cambio. Nunca habrá un cambio si un nuevo hábito no es incorporado para poner en orden su vida”.
Bye, Bye, retraso
-Evalúese. Por qué aceptó el hábito de atrasarse. Ser honesta con usted misma es el primer paso para detectar el problema.
-Sea disciplinada. En vez de planear llegar a horario, póngase como meta llegar por lo menos, cinco minutos antes.
-Prepárese. Si quiere dormir cinco minutos más y tiene dificultades para preparar la ropa, hágalo el día anterior.
-Vigílese. Calcule cuánto tiempo le lleva concluir sus tareas diarias. De esta forma, descubrirá el tiempo real que tarda en realizar cada una de ellas.
-Sepa decir no. Deje de aceptar nuevas responsabilidades y compromisos de última hora, cuando ya está saturada de tareas.
-Diga adiós a las distracciones. Si las redes sociales, videos o series han robado su atención, evítelos.
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