El hecho de que usted venga a la iglesia, diga “Amén”, vuelva a su casa, y que al domingo siguiente regrese y oiga las mismas palabras y reciba la oración, va a cambiar muy poco en su vida. ¿Por qué? Porque venir a la iglesia sin una actitud de fe, de entrega, no tiene valor.
Dios dijo así: “Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de Mis leyes, y no las guardasteis…”, (Malaquías 3:7). Por leyes, entendemos mandamientos, entonces ¿cuál es el primer gran mandamiento? “Amar a Dios sobre todas las cosas”, sobre el padre, la madre, los hijos, la mujer, el marido, el prometido, el novio, el dinero, la propia vida. ¡Sobre todo! Él tiene que ser el primero.
Luego, dice: “Volveos a Mí y Yo Me volveré a vosotros…”. En otras palabras, si no te vuelves a Mí, te vas a quedar solo, porque a medida que usted se entrega a Él, Él se entrega a usted.
Hay personas que están hace años en la iglesia y siguen teniendo una vida miserable. ¿Por qué? Porque no se entregaron. Otras están hace poco tiempo y ya están conquistando. ¿Por qué esa diferencia? Las exitosas se entregaron fácilmente. Si los que están en la iglesia hace muchos años no conquistaron, y ni siquiera la Hoguera Santa cambió sus vidas, es porque nunca se entregaron.
Lo que cambia su vida es su actitud de fe, porque en la iglesia oirá palabras, su fe será estimulada, recibirá oraciones y se sentirá mejor, pero si no toma una actitud, su vida nunca cambiará.
Usted puede construir una riqueza incalculable, pero esa riqueza no va sustentarle en el momento de dolor, de la prueba, de las luchas que usted pasará, que todos pasamos. Salomón tuvo toda la sabiduría, todo el dinero, todo lo que podía tener un hombre, pero lo perdió porque perdió el contacto con Dios. Cuando usted pone al Señor Jesús en primer lugar en su vida, no hay nadie más importante que Él.
Dios no nos llamó para hacernos sufrir como hace el diablo, Dios nos llamó para hacer la diferencia y que los demás Lo vean en nosotros. ¿Y cómo los demás podrán ver a Jesús en mí si vivo una vida fracasada? ¿Por qué vivo una vida fracasada? ¿porque Dios fracasó en Sus promesas? No, porque yo no Le entregué el 100% de mi vida.
Su vida, su futuro, sus sueños dependen de usted, no dependen de Dios, ni dependen del pastor, del obispo o de la oración. Usted tiene que ser de Él primero, para que, entonces, Él pueda ser suyo también.
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