El 2017 se acerca y en esta época de inicio de un nuevo año muchas personas tienen supersticiones para comenzarlo con éxito en todas las áreas. En busca de suerte, las personas inventan y siguen diferentes ritos y supersticiones para fin de año: usan ropa nueva, comen uvas, algunas mujeres usan ropa interior rosa, hacen trabajos espirituales, entre otras cosas. Pero, ¿estas actitudes tienen alguna influencia positiva en la vida de aquellos que creen?
Keli Teske Victorino (foto de abajo), de 42 años, empresaria, afirma que no. Ella estaba acostumbrada a hacer varios rituales a fin de año con el objetivo de tener suerte en su vida. “A la medianoche, saltaba siete olas en el mar, comía siete uvas y antes que todo saludaba a un hombre, porque pensaba que haciendo eso tendría felicidad sentimental”, revela.
Aparte de estas costumbres, la empresaria utilizaba ropa de colores para cada área de la vida. “Algunos años me vestía de amarillo, porque pensaba que aquel color me traería prosperidad. También usaba ropa interior nueva, para reforzar el éxito en el amor”, agregó.
Pero lo que tanto esperaba con esas costumbres no sucedía. “No veía ningún cambio, seguía con problemas económicos, desilusionándome con las parejas y con problemas familiares. Pero, aunque las cosas empeoraban, seguía haciendo las mismas cosas cada fin de año”, dice.
Keli no sabía qué había detrás de estos ritos y rituales. “No me imaginaba que saltar las siete olas tenía que ver con el mundo espiritual, entidades o que usar ropa de colores era algo inventado. Yo seguía una religión perpetuada por mi tía y mi madre, y ni siquiera lo cuestionaba”, dice.
Todo cambió en el 2012 cuando ella reflexionó sobre los resultados de los años pasados. “Mis padres se separaron, perdí a mi mamá en un accidente, era madre soltera y nunca me iba bien con nadie en mi vida sentimental. Entonces, comencé a preguntarme: ” ¿de qué sirve hacer tantos rituales si no sucede nada bueno?”, recuerda.
Ese análisis hizo con que Keli busque otras formas de cambiar de vida. “Fue cuando, viendo la televisión, vi un programa de la Universal y escuché historias similares a la mía, pero con un final feliz. En el programa hicieron una invitación para pasar fin de año en la iglesia. No lo pensé dos veces y fui”, cuenta.
El poder de cambiar el futuro
Aquella actitud transformó el destino de la empresaria. Una reunión fue suficiente para que entendiera que lo que dictaba su suerte no era su ropa ni lo que comía, sino en quien confiaba y a quien obedecía. “Aprendí que Dios era el único que podría reconstruir mi felicidad. Ese año hice una prueba con Él y puse los 365 días en Sus manos. Y, de hecho, todo comenzó a ser diferente”, confirma.
Día tras día, ella aprendió a tener una fe inteligente. “Vi que tenía que cambiar mi postura y no estar esperando que las cosas sucedan sin hacer nada. Comencé a frecuentar determinadas reuniones de la Universal. De a poco, reconstruí mi vida económica, conocí a mi actual marido y me liberé del nerviosismo que sentía”, cuenta.
Ya hace 4 años que la empresaria pasa año nuevo en la presencia de Dios con su familia. “Cuando nos entregamos y obedecemos la Palabra de Dios vemos un cambio real en nuestras vidas. Es maravilloso pasar fin de año orando, aprendiendo y alabando a Nuestro Creador”, agrega.
¿Qué debe hacer para tener un año diferente?
Estamos viviendo días de reflexión, en los que todo lo que se vivió en el 2016 se pone en una balanza. ¿Sus planes se realizaron en el 2016? ¿Qué espera para el 2017? El obispo Adilson Silva explica la importancia de que no sigamos actitudes que puedan perjudicar este nuevo ciclo de la vida.
“¿Cuántos están practicando eso hace años (rituales) y hasta hoy no cambió nada en sus vidas? Si usted espera días mejores, entonces aprenda a controlar sus emociones, use la cabeza, deje de lado el concepto de suerte o destino y manos a la obra. La vida es suya, su futuro no está escrito en las estrellas y nada cambia si usted no provoca la transformación”, argumenta.
Por eso conmemore este fin de año de forma diferente. Comience el 2017 en la presencia de Dios, porque quien le entrega su vida a Él tiene la verdadera protección y el cuidado que necesita. Participe en una Universal el 31 de diciembre a partir de las 22 horas, y entregue los próximos 365 días a Aquel que puede transformar su situación: el Autor de la Vida.
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