Durante la Escuela de la Fe Inteligente, el obispo Macedo habló sobre la importancia de la Salvación. Verifique
En la noche del miércoles 22, el obispo Edir Macedo –en su regreso a Brasil, luego de un viaje misionero– realizó, en el Templo de Salomón, la Escuela de la Fe Inteligente. En la ocasión, también se celebró la Santa Cena del Señor.
Frente al escenario de la pandemia en el que el mundo vive, el obispo advirtió que todo este “pandemonio”, generado por un virus, no se compara en lo más mínimo a lo que sucederá después de que la Iglesia del Señor Jesús sea quitada de la Tierra. Y que este evento, definido en la Biblia como el “Arrebatamiento”, ocurrirá antes de la “Gran Tribulación”.
Él añadió que la Iglesia del Señor Jesús está compuesta por siervos fieles, esparcidos por todo el mundo, independientemente de su denominación. Además, hay una razón por la cual los salvos no son quitados de la Tierra, después de haberse convertido a la fe.
¿Por qué Jesús aún no nos llevó?
El obispo explicó que eso no sucedió porque muchos aún no conocieron la Palabra de Dios e ignoran las profecías. Por eso, Dios ha dado el Espíritu Santo para preparar Su Iglesia en la misión de ganar almas para el Señor Jesucristo. Mientras tanto, también es necesario mantener la propia Salvación.
Como ejemplo, el obispo utilizó una profecía descripta en el libro de Ezequiel:
“Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; y tú no le amonestares ni le hablares, para que el impío sea apercibido de su mal camino a fin de que viva, el impío morirá por su maldad, pero su sangre demandaré de tu mano. Pero si tú amonestares al impío, y él no se convirtiere de su impiedad y de su mal camino, él morirá por su maldad, pero tú habrás librado tu alma.” Ezequiel 3:18-19
Además, el obispo enfatizó que cuando Dios habla sobre “morir en la iniquidad” es necesario comprender que Él no se refiere solo a la muerte física o al hecho de ir al infierno, sino sobre algo que perdurará por toda la eternidad en el lago de fuego y azufre (Apocalipsis 20:7-15).
“Por eso, el que está salvo se preocupa por salvar. Porque sabe que su paso por este mundo es breve”, declaró.
Un alerta a los justos
“Si el justo se apartare de su justicia e hiciere maldad, y pusiere yo tropiezo delante de él, él morirá, porque tú no le amonestaste; en su pecado morirá, y sus justicias que había hecho no vendrán en memoria; pero su sangre demandaré de tu mano. Pero si al justo amonestares para que no peque, y no pecare, de cierto vivirá, porque fue amonestado; y tú habrás librado tu alma.” Ezequiel 3:20-21
El obispo explicó que en estos versículos el mensaje es para los salvos. Los que fueron lavados en la Sangre del Señor Jesús, bautizados en las aguas e incluso bautizados en el Espíritu Santo. Sin embargo, debido a los placeres de este mundo, se desviaron.
“Si veo que una persona sirve a Jesús, pero sigue un camino equivocado, y me callo, entonces, ella, al morir en su pecado, irá al infierno –aunque haya sido fiel durante mucho tiempo. Pero su sangre me será requerida a mí”, enseñó.
A causa de eso, el obispo Macedo señaló que no podemos considerar que tengamos la Salvación garantizada, basados en el tiempo que tenemos de cristianos. Porque si la persona abandona al Señor Jesús y quiere disfrutar un poco este mundo, “sus justicias no serán recordadas, independientemente del tiempo que haya servido a Dios”.
Esta condición también revela la justicia Divina. Porque, por otro lado, si la persona estuvo en los malos caminos, durante toda su vida, pero se arrepiente y se entrega al Señor Jesús, alcanzará la Salvación.
El obispo mencionó un ejemplo de lo que sucedió con uno de los ladrones crucificados al lado del Señor Jesús. En el último minuto de vida, él Le pidió misericordia al Mesías. Como respuesta, el Señor Jesús le dijo que ese mismo día estaría con Él en el paraíso.
Conserve su Salvación
De este modo, el obispo explicó que la Salvación aquí en la Tierra no es permanente. Y que él mismo también tiene ese cuidado con el alma. Porque, si en el último minuto niega al Señor Jesús, todo lo que hizo habrá sido en vano.
“No existe vacaciones de Jesús. La fe no está en cuarentena. La fe es como el oxígeno, este aire que usted respira. En todo momento usted tiene que respirar, sino muere. Así es la fe. Usted tiene que vivir en la justicia las 24 horas del día, sin cesar”, concluyó.