Dios lo probó a Abraham hasta su límite. Imagine que usted alcanza su sueño, su mayor sueño; usted está disfrutando aquella conquista, y de repente, Dios aparece y le dice: “Dame esto que conquistaste”. Dios le estaba pidiendo aAbraham, el hijo que había recibido por medio de la promesa.
Por ser omnisciente, Él sabe todo, por eso, Dios sabía que Abraham pasaría la prueba. Él conocía bien la fe de aquel hombre. Pero, lo que Dios quería, era dejar un ejemplo a todos los hijos de Abraham en relación a la acción de la fe, o sea, cómo funciona. Es algo que va más allá de lo normal, de lo natural. Es una locura a los ojos de las personas.
Aquel muchacho, Isaac, era extremadamente valorado por Abraham. Ellos deberían andar juntos todo el tiempo, era el hijo que tanto deseó. Pero Dios apareció y le pidió la vida de aquel muchacho.
Días dolorosos
Pero, Dios no le pidió a Abraham que lo sacrificase allí mismo, porque Abraham estaba conmocionado con el pedido, sorprendido. Imagínese: “El Señor me dio este hijo, ahora el Señor me lo pide”. Dios le dijo que camine durante 3 días hasta el Monte Moriah, donde se realizaría el sacrificio. En otras palabras, Dios le concedió 3 días para que Abraham piense en aquello. Probablemente, ese fue el peor momento en la vida del padre de la fe. Algo muy difícil.
Observe, Abraham sabía lo que sucedería con el niño y no podía hacer nada. Él lo observó durante los 3 días, se sentó con él, conversó con él, sabía lo que tendría que hacer. Días dolorosos fueron aquellos.
Cuando llegó al monte, atóa su hijo y se preparó para el momento del sacrificio. Abraham era obediente a la Palabra de Dios. No titubeó.
La fe obliga una actitud de coraje. Porque al colocar en práctica esa fe, usted tiene que renunciar a lo material para recibir lo espiritual. Usted sacrifica su voluntad a cambio de la voluntad de Dios. El mundo no hace eso. Pero la persona que cree en Dios va hacia adelante.
¿De quién depende?
En la Hoguera Santa de Israel, las personas sacrifican lo que es seguro por lo que ellas tendrán posteriormente (o sea, no lo están viendo con los ojos físicos).
No se trata de pagar por algo, porque Dios no necesita dinero. No es por el valor material. Pero cuando Dios le pide lo más valioso para usted, Él desea, que abandone aquello donde tiene apoyada su confianza y dependa solamente de Él.
Cuando Abraham llevó su hijo hasta el Monte Moriah, le mostró y probó a la humanidad entera, y a todo el infierno, que su dependencia no estaba en Isaac, pero si en el propio Dios. Y el Señor se agradó de la fe de aquel hombre. Así, tanto Abraham como Isaac fueron bendecidos.
Los grandes milagros nunca sucedieron por medio de intercambios pequeños, pero por medio de intercambios grandes. La fe que agrada a Dios obliga a un sacrificio diario, pero hay momentos en los que tenemos que hacer algo mucho mayor. Por eso, la Universal se está preparando para la realización de la “Hoguera Santa de Israel en la fe de Abraham”. Si usted desea saber más sobre ese acontecimiento especial, participe de las reuniones en una Universal cercana a su casa. Vea la dirección aquí.
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